El cardenal Zuppi, a los obispos italianos : “La paz es lo que más necesita hoy la humanidad”

En la inauguración de los trabajos de la Comisión permanente, el cardenal ha hecho en su discurso de apertura un llamamiento a los jóvenes y ha denunciado la desigualdad de género

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Redacción Religión

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“La paz es lo que más necesita hoy la humanidad”. Así de tajante ha sido el cardenal Matteo Zuppi arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, al inaugurar los trabajos de la Comisión Permanente de los obispos italianos. Mirando al contexto internacional, Zuppi ha subrayado que no se puede dejar de expresar “una fuerte preocupación por la escalada de odio y violencia que, en Ucrania, en Oriente Medio, y en muchas otras partes del mundo, que está sembrando muerte y destrucción”.

“El ruido de las armas nos sigue preocupando; el mal de la guerra se extiende, la sociedad está como adicta al dolor y los que hablan de paz están como gritando en el desierto. ¿Significa esto que debemos resignarnos? Jamás", ha afirmado el cardenal. Además, el cardenal ha expuesto que "No debemos cansarnos de invocar el don de la paz, de educarnos a la paz, empezando por nuestras casas, nuestras familias, nuestras comunidades". También ha hecho un llamamiento para “no dejar solo al Santo Padre en el ministerio de la paz”. "Su profecía es un valor único para la humanidad. Y, más aún, no podemos ni queremos dejarlo solo nosotros, obispos italianos, que tenemos con él una relación no sólo de proximidad geográfica, sino de especial cercanía histórica y espiritual".

"Las bendiciones son un recurso pastoral más que un riesgo o un problema"

El cardenal también ha aprovechado para hablar sobre la Declaración del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, el archiconocido documento “Fiducia supplicans”. Se ha reiterado que en él “no se cuestiona el significado del sacramento del matrimonio” y afirmando que "las bendiciones son un recurso pastoral más que un riesgo o un problema", un gesto que "no pretende sancionar ni legitimar nada", en el que "las personas pueden experimentar la cercanía del Padre".

No ha querido dejar escapar esta oportunidad para hablar sobre la situación de los conflictos y el momento de confrontación internacional en el que nos encontramos. "En un tiempo de fragmentación de la comunidad internacional, de nacionalismos y etnicismos", y en el que las organizaciones supranacionales luchan por ser puntos de referencia a escala global, como desgraciadamente sucede con las Naciones Unidas" -parte de la introducción dedicada a las cuestiones políticas-, la propia Unión Europea "necesita mayor cohesión y capacidad de acción en relación con los conflictos en curso y la promoción de la paz, y respecto a otros escenarios delicados, como las dinámicas demográficas, el cambio climático, la protección de los derechos fundamentales, la justicia social frente a la pobreza generalizada, la cooperación internacional".

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"No es aceptable que las mujeres ganen de media menos que los hombres por realizar las mismas tareas"

Por último, también ha expuesto con firmeza que no nos dejemos llevar por una cultura para la que la fe está decayendo”, añadiendo que “La Iglesia, con sus limitaciones, es un gran don para nosotros y para la humanidad de los italianos", la certeza de fondo: "¡No nos dejemos intimidar por lecturas meramente sociológicas de la Iglesia!. "Ciertas lecturas quieren dividir a los obispos y a los cristianos, mientras que en cambio yo siento tanta comunión entre los obispos y la gente y esto vale más que los gustos sociales", señaló el cardenal. "La cuestión social es siempre también una cuestión moral y -me atrevería a decir- espiritual", se refirió a la estructura de nuestra sociedad, en la que "han aumentado las desigualdades y hay como una cronificación de la pobreza": "Esto se nota en el acceso a bienes básicos como la alimentación, los servicios sanitarios y medicinas, la educación, especialmente la superior. El malestar de los pobres, que crea focos de depresión peligrosa, se debe también a la constatación de que ya no existe un ascensor social que permita soñar con una mejora". Por último, ha finalizado el discurso apelando a la igualdad de género y a la igualdad de oportunidades. Ha declarado que "no es aceptable que las mujeres ganen de media menos que los hombres por realizar las mismas tareas”

En general, "hay un problema en nuestro país de reconocimiento de la dignidad de las personas y de su trabajo, que está mal pagado debido a los contratos precarios y a los trabajadores explotados". Otra cuestión "crucial para el futuro de la Iglesia y de la sociedad" es la atención a los jóvenes, que "son el presente de nuestras comunidades".

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