Francisco, en Québec: "No hay nada peor que huir para no afrontar los reveses de la vida"
El Papa dice en la Eucaristía en el santuario nacional de Santa Ana de Beaupré que Jesús es el camino "para sanar y reconciliarnos"
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
El Papa Francisco ha advertido este jueves 28 de julio sobre «la tentación de la huida» que acecha al algunos cristianos cuando las cosas van mal. «No hay nada peor, ante los reveses de la vida —ha dicho—, que huir para no afrontarlos. Es una tentación del enemigo, que amenaza nuestro camino espiritual y el camino de la Iglesia; nos quiere hacer creer que la derrota es definitiva, quiere paralizarnos con la amargura y la tristeza, convencernos de que no hay nada que hacer y que por tanto no merece la pena encontrar un camino para volver a empezar».
La vida vuelve a nacer a la esperanza
El Santo Padre ha celebrado la Eucaristía en esta su penúltima jornada en tierras canadienses en el santuario nacional de Santa Ana de Beaupré, en Québec. En su homilía, y sobre la base del Evangelio de san Lucas que narra el viaje de los discípulos de Emaús, Francisco ha insistido la necesidad de acudir al Señor cuando la decepción y el pesimismo se abren paso en nuestras vidas. Con él, ha dicho, «la vida vuelve a nacer a la esperanza y podemos reconciliarnos, con nosotros mismos, con los hermanos, con Dios».
El Papa ha aludido también al «arduo camino de sanación y reconciliación que está realizando» la Iglesia que peregrina en Canadá. «¿Por qué sucedió todo esto? ¿Cómo pudo ocurrir algo así en la comunidad de los seguidores de Jesús?», se ha preguntado antes de insistir en que hay que poner a Jesús en el centro de los trabajos y de la vida pastoral.
Instrumentos de reconciliacio?n y de paz en la sociedad
«Pongamos —ha dicho— el Pan de la Eucaristi?a, que Jesús parte todavía para nosotros hoy, para compartir su vida con la nuestra, abrazar nuestras debilidades, sostener nuestros pasos cansados y sanar nuestro corazón. Y, reconciliados con Dios, con los otros y con nosotros mismos, podremos también ser instrumentos de reconciliación y de paz en la sociedad en la que vivimos».
En unas horas, Francisco celebra las Vísperas en la catedral de Notre-Dame con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral.