Leyes fiscales propias o precios sin IVA en la farmacia o supermercado: 95 años del Estado Vaticano

El 11 de febrero de 1929 se firmaron los Pactos Lateranenses, que daba al Vaticano garantías jurídicas para cumplir su misión: ¿Por qué fue un cambio importante para la Iglesia?

Estado Ciudad del Vaticano

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Como cada 11 de febrero, se celebra el aniversario de la institución del Estado de la Ciudad del Vaticano, el más pequeño del mundo. La firma de los Pactos Lateranenses el 11 de febrero de 1929, hace exactamente 95 años, marcó un hito fundamental en la historia de la la Santa Sede, la Iglesia e Italia, facilitando que se dieran las garantías jurídicas necesarias para que la Santa Sede pudiera cumplir libremente su misión en el mundo.

El Estado Ciudad del Vaticano, conocido en los documentos como “Status Civitatis Vaticanæ” es estado soberano como los demás del planeta con una estructura jurídica muy joven a sus espaldas a pesar de los más de 2.000 años de historia que atesora la Iglesia.

El Estado Vaticano incluye, por lo tanto todo lo necesario para desempeñar su cometido, ya sea himno, bandera, tribunales civiles y penales, como el servicio propio de seguridad, la Gendarmería y la Guardia Suiza, servicios técnicos, servicio sanitario, servicio de correos, incluido un observatorio astronómico con sede en Castelgandolfo. La joya de la corona es la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos. A diferencia de los demás Estados, el Estado del Vaticano no tiene embajadores: solo los tiene la Santa Sede —el organismo religioso—, y se llaman “nuncios apostólicos”. Como cualquier otro estado también emite pasaportes, sellos, monedas o matrículas de coches.

El Estado de la Ciudad del Vaticano también posee independencia financiera, por lo que establece sus propias leyes en materia fiscal. Como peculiaridad han establecido que la farmacia y el supermercado que se encuentra en el interior no tenga el impuesto del IVA, por lo que sus productos valen un 25% menos que en Italia.

¿Por qué fue tan importante la firma de los Pactos Lateranenses?

La toma de Roma, el 20 de septiembre de 1870 puso fin al largo periodo de 1.116 años (del 754 al 1870) de los conocidos como Estados Pontificios. A partir de ese momento distintos papas intentaron defender los derechos territoriales del Vaticano. En febrero de 1922, Pio XI es elegido pontífice y casualmente en ese mismo año Benito Mussolini es nombrado jefe del Gobierno italiano. Años después se firma el Tratado de Letrán, por el que se crea el Estado más pequeño del mundo y se produce el reconocimiento mutuo, entre el entonces Reino de Italia y la Santa Sede.

Su extensión es de unas 44 hectáreas alrededor de la basílica de San Pedro e incluye las otras tres basílicas mayores: San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor, así como la antigua residencia de verano de los papas en Castel Gandolfo y diversos edificios llamados “extraterritoriales” destinados a tareas de gobierno, administrativas, de formación y caritativas.

La firma del Pacto de Letrán fue de gran importancia porque aseguraba a la Santa Sede una absoluta y visible independencia, y paralelamente le garantizaba una soberanía indiscutible también en el campo internacional.

Los pactos fueron negociados entre el entonces Cardenal y Secretario de Estado Pietro Gasparri en nombre de la Santa Sede y Benito Mussolini, por entonces primer ministro italiano y se incorporaron a la Constitución italiana de 1948, cuando Italia decidió pasar de la monarquía a la República”.

¿Sabías que no es lo mismo referirse al Estado de la Ciudad del Vaticano que a la Santa Sede?

Aunque lo parezca y en ocasiones utilizamos los términos de forma indistinta, en realidad se trata de conceptos y términos diferentes. Cuando hablamos del Estado de la Ciudad del Vaticano nos referimos a una superficie de apenas 44 hectáreas donde se encuentra el Estado independiente más pequeño del mundo. El término Santa Sede se refiere a la autoridad suprema de la Iglesia, es decir, al Papa en cuanto Obispo de Roma y jefe del Colegio Cardenalicio. Indica, por tanto, el Gobierno central de la Iglesia Católica.

Según la praxis internacional, la Santa Sede tiene personalidad jurídica que le permite firmar tratados y enviar y recibir representantes diplomáticos entre otros derechos. Esto significa que es la Santa Sede y no el Estado del Vaticano quien mantiene relaciones diplomáticas con los demás países del mundo. Y, por otra parte, el Vaticano es quien da el soporte temporal para la actividad de la Santa Sede.

El Estado de la Ciudad del Vaticano y la Santa Sede están unidos indisolublemente en la persona del Papa, que es el jefe del Estado, y por lo tanto goza de la plenitud de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo.

El Papa delega las funciones de gobierno en el secretario de estado, en estos momentos el Cardenal Parolin, que por este motivo adquiere un papel fundamental como “número dos” de la Santa Sede.

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