El Papa escucha en Santa Marta el testimonio de dos jóvenes que huyeron de Senegal y Gambia
Francisco recibió a un grupo de cooperantes y dos jóvenes migrantes para conocer el trabajo de rescate en el Mediterráneo y sus testimonios de vida
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No es la primera vez que el Papa recibe a jóvenes migrantes. Es un "gran momento de gracia", afirmó a Vatican News don Mattia Ferrari, capellán del Mare Jonio, un barco de la asociación humanitaria Mediterranea Saving Humans.
El encuentro se produjo a media tarde del martes 2 de julio en Santa Marta, la casa del Papa Francisco. Los jóvenes migrantes estaban deseosos de conocer al Papa, ''el padre''. Así le llaman. Todos sin distinción en su condición de sin tierra, tanto católicos como musulmanes, "pastor de todos".
Historias entre infiernos y esperanzas
Los protagonistas de este encuentro fueron dos jóvenes que han migrado de sus países originarios. Ibrahim Lo, procedente de Senegal y de paso por la ruta de Libia, y Ebrima Kuyateh, originaria de Gambia, que hizo la misma trayectoria.
Ibrahim escribió dos libros: “Pan y agua. De Senegal a Italia pasando por Libia" y también: "Mi voz. Desde las costas de África hasta las calles de Europa". Otro relato de sabor similar es el de Ebrima: "Tengo los pies descalzos", con el prefacio del arzobispo de Módena Nonantola y obispo de Carpi, Erio Castellucci, así como el epílogo de Stefano Croci, director de Migrantes.
Al encuentro con el Papa también asistieron don Mattia Ferrari, Stefano Croci, director de Migrantes Carpi, Giulia Bassoli, voluntaria de la misma sección, y Luca Casarini, fundador y jefe de misión de Mediterranea Saving Humans e invitado especial del Sínodo de los Obispos. Con ellos también estaba la hermana Adriana Dominici, consagrada de Spin Time Labs en Roma.
Nuevo abrazo con Pato
Don Mattia asegura que el Papa quiso escuchar sus historias "y agradeció a todos por lo que hacen y lo que viven y los animó a seguir adelante". Al lado del joven senegalés y del gambiano estaba también Pato, que ya se había reunido con el Papa en noviembre de 2023. Él, el marido de Fati y el padre de Marie, la madre y la niña que murieron de sed en el desierto el año pasado, inmortalizados como advertencia a las conciencias en su abrazo final y desgarrador que dio la vuelta al mundo.
Historias de infierno, pero también de esperanza, que todos querían entregar en manos de Francisco. Lo vivido, incluida la acogida de estos jóvenes, comenta don Mattia, demuestra cuán cierta es "la experiencia que se tiene en el mar y en tierra, es decir, que cuando ayudamos o acogemos a los pobres, a los inmigrantes, ellos son los que nos ayudan, ellos nos salvan". Y que "en el amor, en la fraternidad que se vive con los pobres, con los migrantes, se experimenta realmente la salvación".