Parolin reclama una educación "inclusiva y de calidad" como factores que favorezcan el liderazgo de la mujer

El Secretario del Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha instado a los estados a invertir en “una educación igualitaria” entre los hombres y mujeres para hacer frente a “unos derechos que todavía se violan con demasiada frecuencia”. En estos términos se ha pronunciado en París, durante la conferencia organizada por Cáritas Internationalis sobre el liderazgo de las mujeres.

Parolin ha reclamado también a los gobiernos de los países remover las a menudo “aguas quietas” cuando se trata de abordar la condición de la mujer. En este sentido, el Secretario de Estado de la Santa Sede asegura que el rol creciente de la mujer solo puede surgir “de una educación de calidad e inclusiva”.

Ha hecho referencia al último informe de la ONU sobre educación, dedicado al género, donde como ha resaltado el cardenal, el objetivo es imponer "con fuerza una posición uniforme e inflexible, en última instancia intolerante con cualquier otro paradigma antropológico, incluido el propuesto en las escuelas católicas".

Por ello, califica de "inquietante ciertas derivas ideológicas, con el pretexto de responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles', y que a juicio de Parolin terminan en realidad “por degradar la comprensión misma de la mujer y de sus derechos".

Por otro lado, el Secretario de Estado del Vaticano ha pedido a los Estados valentía para revertir el desigual gasto público entre el armamento y la educación, en favor del primero. Al hilo de esta reclamación, Parolin ha insistido sobre la “centralidad primordial de la educación entendida como la principal forma de abordar conscientemente las desigualdades estructurales que socavan la convivencia civil, evidenciadas también en la brecha de género que aún persiste en muchos países”, ha subrayado.

Sobre el acceso a la educación de las niñas en todos los rincones del planeta, el cardenal italiano ha puntualizado que quienes estudian sin trabas y no son obligadas a abandonar la escuela, tienen menos probabilidades de convertirse en novias y madres a una edad en la que no están "física y emocionalmente preparadas para ello", con todas las repercusiones físicas y sociales de esta precocidad.

Por tanto, afirma que el objetivo ha de ser una educación inclusiva y de calidad, “que no vincule un nivel excelente de educación con el prestigio social, sino que sea capaz de proporcionar un pensamiento crítico, capaz de evaluar los modelos de desarrollo, producción y consumo, proponiendo criterios de justicia social orientados a asistir a los más débiles e indefensos de la iniquidad y el despilfarro", ha remarcado en su intervención en París, durante el congreso de Cáritas Internationalis.