Restán, sobre Benedicto XVI: "Su fuerza no estaba en los gestos, sino en la autenticidad de su palabra"

El presidente de Ábside Media ha recordado algunos momentos destacados del Pontificado de Benedicto XVI, como su primera JMJ en Colonia o su discurso en territorio protestante

José Melero Campos

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El presidente de Ábside Media José Luis Restán, ha repasado algunos de los capítulos más destacados de Benedicto XVI antes y durante su Pontificado. Uno de los momentos que ha recordado Restán durante el programa especial por el fallecimiento del Papa emérito y que ha presentado Fernando de Haro, es la conferencia que pronunció en 2005 en Montecasino (Roma) horas antes del fallecimiento de su predecesor, Juan Pablo II, donde Ratzinger abordaba los fundamentos de Europa.

“Dio la conferencia bajo la presión de la certeza de que su gran padre y amigo Juan Pablo II estaba entregando su alma al Señor. En esa conferencia en Montecasino Ratzinger tocó uno de los temas más preciosos de su vida, los fundamentos de Europa, la raíz que ha configurado a Europa con la originalidad que tiene, y esa raíz la ejemplifica la figura de San Benito”, ha recordado el presidente de COPE.

Al hilo de esta idea, Restán ha explicado cómo Ratzinger tenía presente el contexto en el que vivió San Benito, con una Europa que veía cómo sus estructuras político-jurídicas y culturales se hundían: “San Benito lo que hace es generar comunidades vivas dedicadas al trabajo y oración que preservan una experiencia integral de lo que es la fe, que se expresa en la liturgia pero genera cultura, caridad, donde se preserva la cultura grecolatina, donde se enseñó a cultivar la tierra...”.

Un contexto que Ratzinger tenía presente ante una Europa que, nuevamente, está perdiendo estas raíces del cristianismo tan apegadas a las dimensiones del hombre: “San Benito planteaba que la respuesta no era tanto buscar una dialéctica o una estrategia de reconquista, sino que las comunidades cristianas vivan la fe hasta el fondo para construir las dimensiones de lo humano como la cultura, el orden civil, la belleza, el arte, la caridad... y que de esa manera, con la paciencia del tiempo y de Dios, se podía producir un cambio. Así sucedió en esa época oscura y Ratzinger creía que podría suceder en este tiempo nuevo donde también se hunden las certezas y parece que nos asomamos al caos”, ha expresado Restán.

La primera JMJ de Benedicto XVI: así se ganó a los jóvenes

El presidente de COPE también ha hecho referencia a la primera JMJ que vivió Benedicto XVI en Colonia, donde eran muchas las voces que dudaban de que su mensaje pudiese atraer a los jóvenes como hacía Juan Pablo II. Y es que cabe recordar que el alemán llegó a la cátedra de Pedro con 78 años, ya anciano. Pero, como ha puntualizado José Luis Restán, se metió en el bolsillo a los jóvenes con un mensaje “que llegaba al corazón”.

“Benedicto XVI nunca quiso emular a Juan Pablo II. Un testigo presencial me contaba que en un enorme escenario, con los jóvenes delante, él estaba como tímido en la forma de moverse y Juan Pablo II se hubiera movido más, haciendo gestos... pero la fuerza de Benedicto XVI no estaba ahí, tenía la fuerza de la autenticidad, de su palabra. Cuando oyes a Benedicto puedes no estar de acuerdo, pero no puedes pensar que te está engañando. Se los metió en el bolsillo no por ser carismático ni de grandes gestos, sino porque su mensaje tocaba el corazón. Toda la teología de Ratzinger va pegada a la experiencia de lo humano”, ha argumentado Restán.

El discurso de Joseph Ratzinger por los 500 años de la reforma protestante

Otro momento histórico en el Pontificado de Juan Pablo II se prodjo en el año 2011, cuando se cumplían 500 años de la reforma protestante de Lutero. En la sede donde hacía medio milenio proclamó su rebeldía frente a una Iglesia que Lutero consideraba corrupta y alejada del Evangelio verdadero, Benedicto XVI tocó la fibra de todos ellos, ya que proponía una unidad.

“Lo que hizo Benedicto XVI fue ponerles delante del espejo, porque el mundo luterano es paradójico, porque propone la búsqueda de la autenticidad absoluta pero se ha disuelto en un abrazo a las tendencias secularizantes de una cultura poscristiana, Benedicto XVI tenía claro que el camino de la Iglesia tenía que pasar por un esfuerzo de reencuentro y tenía una propuesta de diversidad reconciliada. Ir encontrando espacios donde fuera posible un testimonio común con los reformados y ortodoxos. Es difícil medir el impacto de esos esfuerzos porque se necesita el tiempo de la historia para verlo, pero estoy seguro de que ha sido muy importante”.

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