El cardenal Cañizares confía en que Benedicto XVI sea pronto declarado santo y Doctor de la Iglesia

El arzobispo emérito de Valencia ha mantenido una relación cercana con Ratzinger, por lo que las conversaciones y anécdotas entre ambos se han sucedido a lo largo del tiempo

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Redacción Religión

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El arzobispo emérito de Valencia, Antonio Cañizares, ha compartido su deseo en TRECE por que Benedicto XVI sea declarado pronto Doctor de la Iglesia y santo, ya que se trata de una figura “que nos ha estado enseñando a todos y no lo podemos olvidar. Ojalá se perpetuase su nombre”, ha manifestado.

Y es que la relación entre Cañizares y el Papa emérito siempre ha sido fluida. Se conocen desde que el cardenal español era aún sacerdote, y esa amistad se mantuvo en el tiempo. En la entrevista a TRECE, el arzobispo emérito de Valencia ha resaltado su sentido del humor y reconoce que acogió con sorpresa su renuncia en 2013, pese a que días antes hizo alusión a esta posibilidad.

La anécdota de Benedicto XVI y Juan Carlos I que tuvo a Cañizares como protagonista

El cardenal Antonio Cañizares nunca ha tenido problemas en difundir sus opiniones sin tapujos ni medias tintas. Tal vez por ello, con tintes peyorativos, fue conocido con el sobrenombre del 'pequeño Ratzinger'. Un apodo que, lejos de incomodarle, lo toma como un halago.

“Ratzinger tienes esa cualidades de inteligencia, de bondad, de sencillez, de humildad, de la búsqueda de la verdad por encima de todo. Ojalá tuviera la sabiduría, la inteligencia y el corazón y la cabeza que él tiene”, expresó el cardenal en la entrevista concedida a 'Eméritos' de TRECE el pasado mes de diciembre.

Y es que la relación entre Cañizares y Benedicto XVI siempre ha sido de cercanía. La última vez que se vieron, el Papa Emérito le confesó que estaba muy dolorido de las piernas, a lo que Cañizares le respondió recordando las palabras de Juan Pablo II: “La Iglesia no se lleva con las piernas, sino con la cabeza y con el corazón, y se echó a reír”.

Benedicto XVI también era conocedor del apodo que recibía el propio cardenal, y que compartió en un encuentro que mantuvo con Juan Carlos I, quien también sabía a quien se refería con el pequeño Ratzinger': “Los dos se echaron a reír”, confesaba Cañizares entre risas en Eméritos.

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