"Con su renuncia, Benedicto XVI liberó a sus sucesores, que ahora se sienten libres a tomar esa decisión"

El excorresponsal de ABC en el Vaticano, Juan Vicente Boo, repasa sus años junto al cardenal Ratzinger: "Yo creo que Benedicto XVI pasará a la historia quizá como el Papa profesor"

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"Con su renuncia, Benedicto XVI liberó a sus sucesores, que ahora se sienten libres a tomar esa decisión"

Redacción Religión

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“Sencillez”. Es la palabra con la que el excorresponsal de ABC en el Vaticano, Juan Vicente Boo, definiría la figura de Benedicto XVI, y que es una de las virtudes que más ha impresionado al veterano periodista, tal y como él mismo ha confesado en una entrevista con Israel Remuiñán, compañero de COPE, grabada antes del fallecimiento del Papa emérito.

A lo largo de los años Juan Vicente Boo pudo comprobar cómo la imagen que se proyectaba sobre Ratzinger de hombre duro y poco entrañable, fue derivando en la de una persona muy cercana y de dulce trato.

“Cuando llegué a Roma desde Nueva York en 1998 tenía también esa impresión. Tenía dos impresiones: la del Panzer Kardinal y también gran teólogo. La de gran teólogo se me aumentó y la otra desapareció prácticamente la primera o segunda vez que hablé con él y me di cuenta, no solamente qué me trataba con respeto, con afecto, incluso diría en ratitos que había encuentros con periodistas, sino con una especie de modestia o humildad. Me han pasado cosas asombrosas en estos pequeños encuentros, breves encuentros, con el Papa Benedicto que nadie se las puede imaginar fuera”, ha relatado.

Anécdotas curiosas con Ratzinger

Entre estas anécdotas, Boo destaca el día que le felicitó, en su biblioteca, por su obra maestra 'Jesús de Nazaret', centrada en la vida de Jesucristo desde su perspectiva como teólogo: “Le dije que enhorabuena por esta nueva entrega y entonces se puso casi rojo, miró hacia el suelo y me hizo gestos de pues no, no tiene importancia, como que no tiene mérito. Y entonces me desconcertó, porque es que el libro es grandioso y sin embargo pues no se sentía cómodo con los elogios”.

Otro momento singular que el excorresponsal de ABC vivió con Ratzinger, aún como cardenal, fue cuando el 26 de junio de 2000 se presentó nada menos que el tercer secreto de Fátima, y que suscitó mucho interés en la Iglesia y entre los periodistas: “Yo estaba contando una anécdota a algunos compañeros en la puerta de la oficina de prensa y al cabo de los años se me había pegado el estilo italiano, gesticulando mucho. Había gente fuera esperando para entrar, uno de estos gestos me echó hacia atrás bruscamente, y casi golpeo a un sacerdote bajito, que estaba allí esperando y que se echa para atrás, un poco como asustado y entonces era el cardenal Ratzinger. Estaba allí, con su maletín negro, una cartera negra que utilizaba muy sencilla, y entonces estaba el hombre esperando que yo terminase de contar mi anécdota para entrar en la sala de prensa y revelar al mundo el tercer secreto de Fátima. Es desconcertante. Yo me disculpé y él casi se disculpó, se disculpó conmigo. En fin, una de estas cosas pues conmovedoras, porque podía haberme tocado la espalda y decir 'por favor te importaría dejarme pasar', evoca Boo en la entrevista con Israel Remuiñán.

La lucha de Ratzinger contra los abusos: “Ganó algunas batallas, otras las perdía”

Desde su etapa como Prefecto de la Doctrina de la Fe, una de las batallas del cardenal Ratzinger fue trabajar por erradicar el abuso sexual de menores entre sacerdotes, y que continuó ya como Pontífice. Para el recuerdo queda su frase en el año 2005: “Cuánta suciedad hay en la Iglesia”.

Se trataba, a juicio del excorresponsal de ABC en el Vaticano, de la declaración “más fuerte que había hecho un Papa sobre este tema hasta ese momento. Ya Juan Pablo II escribió una primera carta que era dirigida a los obispos de Estados Unidos sobre este problema, me parece que fue el año 1993. El reconocer la suciedad en la Iglesia con esa fuerza solamente lo hizo Benedicto XVI y lo repetía”, ha destacado Juan Vicente Boo.

Además, ha recordado que Ratzinger, antes de ser Papa, logró que se pasase del Dicasterio del Clero a la Doctrina de la Fe la competencia para abordar los casos de infracciones graves por parte de los sacerdotes, y propició también que Juan Pablo II impulsase cambios legislativos para abordarlo de modo muchísimo más enérgico: “Ganó algunas batallas, otras las perdía. Ratzinger perdió durante el pontificado de Juan Pablo II la batalla para parar y apartar a Marcial Maciel y castigarle por su mal comportamiento, y solo pudo hacerlo después cuando ya era Papa”, ha puntualizado Boo.

“Es una señal para todos de que esto se acabó y que nadie puede comportarse de ese modo y por lo tanto quién cometa delitos tiene que atenerse a las consecuencias, que es lo que se ha ido viendo, de modo cada vez más claro, en los años sucesivos. Después ha sucedido cosas mucho más llamativas, cardenales expulsados del cardenalato y sucesivamente me refiero a McCarrick, Theodore McCarrick en Estados Unidos, y después de expulsados del sacerdocio y así sucesivamente, de modo que ya ha quedado claro de que todo el mundo es igual ante, digamos los responsables disciplinarios de la Doctrina de la fe”, ha sostenido.

La elección de Ratzinger como Papa en el cónclave de 2005: “Él no quería”

Juan Vicente Boo confiesa 17 años después que no tenía todas consigo sobre la elección de Ratzinger como Sucesor de Pedro. Era lo más probable, pero su salud frágil le hacía dudar: “Había tenido ya un par de ictus, casi poca gente lo sabía, pero veía muy mal de un ojo, estaba enormemente desmejorado porque se le notaba el peso de los últimos meses de enfermedad de Juan Pablo II, y porque le había comentado a todo el mundo que su deseo era ya marcharse. De hecho había organizado las cosas para marcharse después del cónclave”, ha recordado.

Finalmente fue elegido, aunque contra su voluntad, tal y como él mismo reconoció ante los periodistas en su primera audiencia: “Nos contó que en la Capilla Sixtina, mientras estaban procediendo y se estaban leyendo los votos en el escrutinio, dijo algo así como 'cuando veía la cuchilla de la guillotina cerca de mi cabeza le pedí al Señor no me hagas esto' o algo así. Pero estaba claro que él no quería”.

Uno de los momentos donde más sufrió durante los ocho años de Pontificado fue en 2012, con la publicación del caso 'Vatileaks', que consistía en la filtración de documentos confidenciales que sugerían un complot contra él, en la que habían participado diversos periódicos italianos: “Dañaba la imagen del Papa, la del Vaticano y hacía daño incluso a muchísimas personas cuya intimidad aparecía. Hay muchísimos documentos confidenciales en el Vaticano, sencillamente por la información personal de ciudadanos que han tenido una confianza pues con quien sea de la Iglesia, pero que no quieren que su caso personal salga a la luz lógicamente. Esto le dolía mucho y estaba muy desconcertado, no sabía lo que hacer”.

Fue en aquellos momentos cuando recurrió al cardenal Julián Herranz, ya jubilado, para investigar lo ocurrido, ayudando también más tarde al Papa Francisco: “Fue Herranz quien descubrió que solamente había un filtrador, que era el ayudante más directo del Papa, Paoletto, que fotocopiaba los documentos en el despacho”, ha precisado.

La renuncia de Benedicto XVI: “Liberó a muchos de sus sucesores”

El 11 de febrero de 2013 es una jornada que jamás podrá olvidar un periodista que cubra la información vaticana, ya que fue el día que Benedicto XVI anunció su renuncia. Juan Vicente Boo lo recuerda como uno de los días “de mayor desconcierto en todos los años de mi vida como periodista, no solamente en el Vaticano, sencillamente porque no había precedentes y no había ningún indicio de que fuera a suceder”.

El excorresponsal de ABC creyó incluso que se trataba de un error de la agencia ANSA: “No mostraba síntomas de debilidad física o de debilidad espiritual o psicológica. Fue una sorpresa total y después mi primer pensamiento, mi primera reacción fue de sorpresa absoluta y mi segunda reacción fue de de admiración porque ya lo había pensado Pablo VI y había consultado, lo había pensado Juan Pablo II y había consultado”.

A juicio de Boo, esta decisión valiente de Joseph Ratzinger libera a sus próximos sucesores, “que ahora se sienten libres para tomar esa decisión en el momento que la vean conveniente para la Iglesia”, ha opinado.

Preguntado por cómo cree el veterano periodista que pasará Benedicto XVI a la historia, considera que como “el Papa profesor” por su experiencia profesional tras 25 años impartiendo clases en las universidades alemanas: “Dio una gran última lección presentando la renuncia y creando esta novedad. Luego, en términos generales, es un Padre de la Iglesia, pero Padres de la Iglesia ha habido por fortuna bastantes”, ha remarcado.

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