El Papa llega al Vaticano tras su viaje a Emiratos Árabes con sorpresa en el avión
De esta forma termina su viaje a Emiratos Árabes con una misa final a la que han acudido 170.000 personas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Papa Francisco ha llegado esta tarde de regreso al Vaticano después de una visita histórica a Emiratos Árabes Unidos. Su visita concluyó con una gran misa en el estadio de Abu Dabi a la que asistieron unos 170.000 cristianos residentes en ese y otros países del golfo Pérsico. Es hasta el día de hoy, el evento cristiano más grande de la historia en un país musulmán.
El avión papal, un B787 de la compañía Etihad, aterrizó a las 16.15 hora local en el aeropuerto Ciampino de Roma. Poco después de subir al avión, Francisco envió un telegrama al presidente de Emiratos Árabes, el jeque Jalifa Bin Zayed Al Nahyan, agradeciéndole de nuevo por su hospitalidad.
Durante el vuelo además, el Papa ha preparado una sorpresa a la periodista Valentina Alazraki por su vuelo papal número 150. ningún corresponsal había viajado tanto con ningún Pontífice.
A continuación, a medida que el avión sobrevolaba sus respectivos países, el papa envió sendos telegramas de saludo a los dirigentes de Arabia Saudí, Egipto y Grecia, y finalmente, al entrar en territorio italiano, envió otro mensaje de saludo al presidente Sergio Mattarella.
Francisco ha sido el primer Papa que ha visitado la región del golfo Pérsico, cuna del islam y donde la comunidad cristiana está integrada por inmigrantes, principalmente de la India y Filipinas, a los que ha pedido que estén "arraigados en Jesús" para que no se sientan lejos de su hogar ni solos sin los suyos.
En este viaje el Pontífice marca un hito histórico en las relaciones interreligiosas, dando un discurso de paz ante todos los líderes religiosos y firmando un documento conjunto con el Gran Imán en favor de los más desfavorecidos.
En la misa que ha celebrado en el estadio de Abu Dabi ha invitado a los fieles a "imitar a Jesús" y de nuevo ha hecho especial énfasis en la importancia de la paz, después de la gran frase del discurso en el evento interreligioso: "En el nombre de Dios hay que condenar sin vacilación toda forma de violencia"