El Papa llama a los fieles a buscar los "cristos abandonados" del mundo de hoy: "Nadie puede ser marginado"

Francisco ha presidido la Misa del Domingo de Ramos en San Pedro abriendo así la Semana Santa en el Vaticano: "Las personas rechazadas y excluidas son iconos vivos de Cristo"

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha presidido la Misa del Domingo de Ramos una Plaza de San Pedro abarrotada y, después de la lectura de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo, ha pronunciado la homilía con la voz aún débil. Después de cuatro días de hospitalización y tras volver ayer al Vaticano, el Santo Padre ha querido estar presente en la primera celebración de esta Semana Santa.

Francisco ha empezado la homilía recordando la única invocación pronunciada en la cruz por Jesús en el Evangelio: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? […] son las palabras que nos llevan al corazón de la pasión de Cristo, al punto culminante de los sufrimientos que padeció para salvarnos”.

"Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Para nosotros nadie puede ser marginado", dijo ante una plaza abarrotada con 60.000 fieles, según estimó la Santa Sede.

Cada vez que escuchamos el relato de la pasión “nos conmueve”: “Sufrió en el cuerpo: de las bofetadas a los golpes, de la flagelación a la corona de espinas, hasta llegar al suplicio de la cruz. Sufrió en el alma: la traición de Judas, las negaciones de Pedro, las condenas religiosas y civiles, las burlas de los guardias”.

Pero aparte del sufrimiento del cuerpo y del alma, hay otro sufrimiento que es todavía “más lacerante”, el del espíritu: “En la hora más trágica, Jesús experimenta el abandono de Dios. Nunca antes había llamado al Padre con el nombre genérico de Dios […] el acontecimiento es, pues, real y el abajamiento es extremo. El Señor llegar a sufrir por amor a nosotros, lo que nos es difícil incluso de comprender”.

Jesús experimentó el abandono "para no dejarnos rehenes de la desolación y estar a nuestro lado para siempre"

Francisco ha reflexionado además durante la homilía sobre el verbo 'abandonar': Aparece en la Biblia en momentos de extremo dolor: en amores fracasados, negados y traicionados; en hijos rechazados y abortados; en situaciones de repudio, viudez y orfandad; en matrimonios agotados, en exclusiones que privan de vínculos sociales, en la opresión de la injusticia y la soledad de la enfermedad […] Cristo llevó todo ello a la cruz, tomando sobre sí el pecado del mundo. Y en el momento culminante, el Hijo unigénito y amado experimentó la situación que le era más ajena: la lejanía de Dios”.

Francisco ha remarcado además que Jesús hizo todo esto “por nosotros”: “Se hizo solidario con nosotros hasta el extremo, para estar con nosotros hasta las últimas consecuencias. Para que ninguno de nosotros pudiera considerarse solo e insalvable. Experimentó el abandono para no dejarnos rehenes de la desolación y estar a nuestro lado para siempre. Hermano, hermana, lo hizo por ti, por mí, para que cuando tú, yo, o cualquiera se vea entre la espada y la pared, perdido en un callejón sin salida, sumido en el abismo del abandono, absorbido por el torbellino del "por qué", pueda tener esperanza”.

En este sentido, Bergoglio recordó a un mendigo muerto en la columnata del Vaticano "solo y abandonado" como una encarnación actual de Cristo. "Muchos necesitan nuestra cercanía, muchos abandonados, también yo necesito que Jesús me acaricie, que esté cerca de mi, y por eso voy a buscarlo en los abandonados y en los solitarios", refirió.

Vatican City (Vatican City State (holy See)), 02/04/2023.- Pope Francis celebrates the Holy Mass of Palm Sunday in Saint Peter's Basilica, Vatican City, 02 April 2023. Palm Sunday is a Christian feast that falls on the Sunday before Easter. The feast commemorates Jesus' entry into Jerusalem, an event mentioned in each of the four Christian canonical Gospels. (Papa, Estados Unidos, Jerusalén) EFE/EPA/CLAUDIO PERI

"Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados"

“Para que cada uno de nosotros pueda decir: en mis caídas, en mi desolación, cuando me siento traicionado, descartado y abandonado, Tú estás ahí, Jesús. En mis fracasos, Tú estás conmigo. Cuando me siento errado y perdido, cuando ya no puedo más, Tú estás ahí, Tú estás conmigo. En mis "por qué" sin respuesta, Tú estás conmigo”, ha afirmado el Santo Padre durante la homilía de la Misa del Domingo de Ramos.

Asimismo, el Papa ha remarcado que un amor así "puede transformar nuestros corazones de piedra en corazones de carne, capaces de piedad, de ternura, de compasión. Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados”.

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"Hoy hay tantos cristos abandonados"

En ellos no solo hay personas necesitadas, sino que está Él, Jesús abandonado, Aquel que nos salvó descendiendo hasta lo más profundo de nuestra condición humana. Por eso quiere que cuidemos de los hermanos y de las hermanas que más se asemejan a Él, en el momento extremo del dolor y la soledad. Hoy hay tantos "cristos abandonados". Hay pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; hay pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros, sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas. Pero también hay tantos cristos abandonados, invisibles, escondidos, que son descartados con guante blanco: niños no nacidos, ancianos que han sido dejados solos, enfermos no visitados, discapacitados, ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor”, ha dicho el Papa.

Francisco además, al final de la homilía, ha recordado como “las personas rechazadas y excluidas son iconos vivos de Cristo. Nos recuerdan la locura de su amor; su abandono que nos salva de toda soledad y desolación” y ha pedido “la gracia de saber amar a Jesús abandonado y saber amar a Jesús en cada persona abandonada. Pidamos la gracia de saber ver y reconocer al Señor que sigue gritando en ellos. No dejemos que su voz se pierda en el silencio ensordecedor de la indiferencia. Dios no nos ha dejado solos; cuidemos de aquellos que han sido dejados solos”.