El Papa en su encuentro con los jóvenes eslovacos: "Cuando abrazamos a Jesús volvemos a abrazar la esperanza"

En el Estadio Lokomotiva de Kosice el Santo Padre ha pedido a los jóvenes soñar "con una belleza que vaya más allá de la apariencia, más allá de las tendencias de la moda"

El Papa en su encuentro con los jóvenes eslovacos: "Cuando abrazamos a Jesús volvemos a abrazar la esperanza"

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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Tras visitar el barrio Lunik IX en Kosice y haber dirigido su discurso a la comunidad gitana, el Papa Francisco ha tenido este martes, 14 de septiembre, un encuentro con los jóvenes eslovacos en el Estadio Lokomotiva.

Después de escuchar las palabras de los testimonios de los jóvenes, el Santo Padre quiso responder a las tres preguntas que le hicieron. Ha comenzado el Pontífice respondiendo a la pregunta de Peter y Zuzka sobre el amor en la pareja: “El amor es el sueño más grande de la vida, pero no es un sueño de bajo costo. Es hermoso, pero no es fácil, como todas las grandes cosas de la vida”.

El Papa ha pedido no banalizar el amor, “porque el amor no es sólo emoción y sentimiento, esto en todo caso es al inicio. El amor no es tenerlo todo y rápido, no responde a la lógica del usar y tirar. El amor es fidelidad, don, responsabilidad”.

"Soñar con una belleza que vaya más allá de la apariencia"

A continuación, el obispo de Roma ha recordado que seguramente tenemos en mente “grandes historias, que leyeron en novelas, vieron en alguna película inolvidable, escucharon en relatos emocionantes. Si lo piensan, en las grandes historias siempre hay dos ingredientes: uno es el amor, el otro es la aventura, el heroísmo. Siempre van juntos”. “En Jesús - dice el Papa – están los dos: un amor sin límites y la valentía de dar la vida hasta el extremo, sin medias tintas”.

El Papa les ha pedido a los jóvenes soñar “con una belleza que vaya más allá de la apariencia, más allá de las tendencias de la moda. Sueñen sin miedo de formar una familia, de procrear y educar unos hijos, de pasar una vida compartiendo todo con otra persona, sin avergonzarse de las propias fragilidades, porque está él, o ella, que los acoge y los ama, que te ama, así como eres. Los sueños que tenemos nos hablan de la vida que anhelamos. Los grandes sueños no son el coche potente, la ropa de moda o el viaje transgresor”.

La importancia de las raíces

El Santo Padre ha subrayado la importancia de las raíces: “Los padres y sobre todo los abuelos, ellos les han preparado el terreno. Rieguen las raíces, vayan a ver a sus abuelos, les hará bien; háganles preguntas, dediquen tiempo a escuchar sus historias. Hoy se corre el peligro de crecer desarraigados, porque tendemos a correr, a hacerlo todo de prisa”.

El Papa respondió entonces a la segunda pregunta: "¿Cómo puede un joven superar los obstáculos del camino hacia la misericordia de Dios?"

Francisco ha recordado que el Padre “nos levanta en cada situación, nos perdona cada pecado. Les doy un pequeño consejo: después de cada confesión, quédense un momento recordando el perdón que han recibido. Atesoren esa paz en el corazón, esa libertad que sienten dentro. No los pecados, que no están más, sino el perdón que Dios les ha regalado. Eso atesórenlo, no dejen que se lo roben. Y cuando vuelvan a confesarse, recuerden: voy a recibir una vez más ese abrazo que me hizo tanto bien”.

"Cuando somos abrazados recuperamos la confianza en nosotros mismos y en la vida"

El Santo Padre ha recordado que “Dios siempre se alegra de perdonarnos. Cuando vuelve a levantarnos cree en nosotros como la primera vez, no se desanima. Somos nosotros los que nos desanimamos, Él no. No ve unos pecadores a quienes etiquetar, sino unos hijos a quienes amar. No ve personas fracasadas, sino hijos amados; quizá heridos, y entonces tiene aún más compasión y ternura. Y cada vez que nos confesamos —no lo olviden nunca— en el cielo se hace una fiesta”.

Y sobre la última pregunta, cómo animar a los jóvenes para que no tengan miedo de abrazar la cruz, el Papa ha afirmado que es justamente abrazar que “ayuda a vencer el miedo. Cuando somos abrazados recuperamos la confianza en nosotros mismos y en la vida. Entonces dejémonos abrazar por Jesús. Porque cuando abrazamos a Jesús volvemos a abrazar la esperanza. La cruz no se puede abrazar sola, el dolor no salva a nadie”.

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