‘Los dos Papas’, nada más y nada menos que ficción

A pesar de hacer un retrato de trazo grueso, la cinta muestra que el encuentro con Dios y con el otro lo cambia todo

‘Los dos Papas’, nada más y nada menos que ficción

Rodrigo Pinedo Texidor

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En plena Navidad cinematográfica, una época en la que se entremezclan superproducciones, cintas románticas y películas de Papá Noel, Netflix ha estrenado Los dos Papas, centrada en Benedicto XVI y Francisco, dos personajes a priori alejados de los que pueblan la plataforma. Tras las recomendaciones de algunos y las críticas feroces de otros, hace unos días por fin me decidí a verla. Al terminar publiqué un hilo en Twitter que ahora aprovecho para reabrir este blog.

La película arranca con un cartel de «inspirado en hechos reales». Esto supone que no es más que ficción salpimentada, eso sí, con algunos acontecimientos conocidos. Como tal hay que verla. Fernando Meirelles, director de Ciudad de Dios, ofrece un montaje efectivo, con recreaciones logradas como la impresionante capilla Sixtina. Los actores, Anthony Hopkins (Benedicto XVI) y Jonathan Pryce (Francisco), están enormes. Pero el filme también contiene errores menores, como el hecho de que un cardenal lo es de por vida, y otros de bulto más o menos intencionados, como el cuestionamiento del papel de Ratzinger en las investigaciones contra Maciel. Como intuía antes de verla, la película es maniquea y hasta el mínimo detalle –ay, esa tele Bang & Olufsen– sirve para contraponer una Iglesia carca y pomposa a una moderna y sencilla.

A pesar de este retrato de trazo grueso, especialmente de Benedicto XVI, Meirelles acaba apuntando una cuestión clave en la evolución de ambos personajes: el encuentro con Dios y con el otro lo cambia todo. Con esa constatación, el cristiano no puede más que entender que la fe no es una ideología, aunque quieran apropiársela desde varios frentes. No entremos nosotros en este juego y pidamos por el Sucesor de Pedro, que sabe muy bien en qué aguas se mueve la barca.

P. D. En unos días he quedado con varios tuiteros para discutir sobre Los dos Papas con un café en la mano…