Así vive el Papa. El día a día de Francisco

Así vive el Papa. El día a día de Francisco

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

13 min lectura

Antes de que Roma despierte, el Papa Francisco lleva en pie mucho tiempo. Suele levantarse hacia las 4:30 de la mañana. Siempre le ha gustado madrugar, ya lo hacía en Buenos Aires. Su agenda diaria es muy apretada y necesita poder rezar en silencio durante un par de horas antes de celebrar la Misa.

Tras su elección y muy a su pesar tuvo que cambiar alguna de sus costumbres. Como primera medida decidió que no viviría en el apartamento papal -la habitual residencia de sus antecesores hasta el momento- sino en la Casa Santa Marta, una residencia moderna de 5 plantas, dentro del Vaticano, en la que de forma habitual viven sacerdotes y algunos laicos que trabajan en la Curia. De forma transitoria pasan por la casa personas de todo el mundo que se acercan al Vaticano para participar en congresos, reuniones o por cualquier otro motivo. Por decisión de San Juan Pablo II, en esta casa residen los cardenales durante los días que dura el Conclave hasta la elección del nuevo Pontífice.

El propio Papa Francisco ha revelado en varias ocasiones el motivo que le llevó a vivir en Santa Marta: “decidí vivir aquí porque cuando fui a tomar posesión del apartamento pontificio sentí un 'no' dentro de mí. El apartamento no es lujoso. Es grande, pero tiene un acceso muy estrecho. Se entra con cuentagotas, y yo sin gente no puedo vivir. Necesito vivir mi vida junto a los demás”.

En Santa Marta el Papa comparte el comedor con los residentes y por supuesto el menú es el mismo de todos. No necesita régimen especial. La comida es la habitual italiana, por lo que varios días a la semana come pasta y alguna que otra pizza, un menú que le resulta cercano, puesto que es hijo y nieto de inmigrantes italianos y en su familia este tipo de platos eran frecuentes.

Normalmente trabaja en la Casa Santa Marta. Ocupa un pequeño apartamento, en el que junto a la habitación hay una pequeña sala de trabajo a la que se suelen acercar sus colaboradores para estudiar en común distintos asuntos o despachar alguna visita. Allí es donde escribe y prepara homilías, discursos, exhortaciones apostólicas, encíclicas y resto de documentos papales. En ese despacho también lee y responde alguna de las cartas que le llegan a diario. Lo normal es que atienda unas 50 cartas por día de las 4.000 que le llegan cada semana y algunas las responde personalmente. Le gustaría poder atender personalmente a todas, pero sería imposible, por lo que cuenta con colaboradores que le ayudan en esta tarea en distintos idiomas.

La jornada interminable de trabajo del Papa Francisco

Lo primero que hace el Papa al despertar cada mañana es rezar en privado largo tiempo. También procura informarse de cualquier información relevante y urgente que pudiera haberle llegado durante la noche de las Nunciaturas de todo el mundo. En su oración de algo más de hora y media acostumbra meditar sobre las Escrituras del día y prepara las palabras que pronunciará durante la homilía. A las 07:00 de la mañana celebra cada día la misa en la capilla de la Casa Santa Marta.

Este es el momento en el que el vuelve a sentirse “un cura normal” y  se prepara unas breves homilías en las que resurge el “párroco Bergoglio”, el profesor de instituto que fue y en las que varios días a la semana vierte consejos pastorales prácticos y certeros que merecen gran atención.  En la Misa suele concelebrar con algunos sacerdotes y normalmente asisten los empleados de Santa Marta y un grupo de invitados. También son muchas las personas que desean participar en esta Misa, pero la capilla es pequeña y las peticiones muy abundantes. Los colaboradores cercanos al Papa se encargan de canalizar y organizar estas invitaciones.

Al terminar la misa, el Papa Francisco se sienta unos minutos entre los fieles en los bancos del fondo de la capilla para dar gracias en silencio y coger fuerzas para lo que le queda de jornada. Al salir de la capilla saluda uno por uno a todos los que han asistido a la Misa. Después desayuna en el comedor junto al resto de residentes.

En torno a las 8:30 arranca su jornada de trabajo. Lo normal, como referíamos anteriormente es que en su apartamento de Santa Marta reciba cada día a jefes de los departamentos vaticanos y a los miembros de la Secretaria de Estado que necesitan despachar asuntos con el Pontífice. Después llega el momento de las audiencias a grupos, instituciones, obispos en su visita ad limina etc.… Suelen coincidir varias audiencias en una misma mañana, lo que requiere trabajo previo a la hora de preparar y estudiar los discursos que va a impartir. El Papa no sólo recibe a instituciones religiosas, miembros de otras religiones y autoridades políticas. Hasta el Palacio Apostólico acuden estudiantes, deportistas, sanitarios, enfermos y profesionales de todo tipo que por distintas circunstancias solicitan ser recibidos por el Papa. La Prefectura de la Casa Pontificia concede y organiza estas audiencias. Una vez más, son tantas las solicitudes, y tan poco el tiempo disponible que los encargados de organizarlas deben realizar labor de orfebrería.

Hay que decir que las jornadas “normales” del Papa son muy pocas. A diario, para recibir visitas, se desplaza a la biblioteca privada en el segundo piso del Palacio Apostólico. Allí es donde habitualmente han celebrado audiencias todos los Papas que le han precedido. Es precisamente en el piso de arriba donde se encuentra la ventana desde la que reza el Ángelus todos los domingos ante los fieles que se congregan en la Plaza de San Pedro

El almuerzo en Italia suele ser temprano sobre las 13:00, y después el Papa se retira a descansar. Ese tiempo de reposo para él es importante y en alguna ocasión ha contado con sencillez que cuando no es posible dormir la siesta por lo apretado de su agenda, nota que le cuesta continuar con energía el trabajo de la tarde. En las primeras horas de la tarde aprovecha para seguir manteniendo reuniones de trabajo con sus colaboradores, escribir, realizar llamadas de teléfono y rezar. Al Papa le gusta estar enterado de los principales sucesos que ocurren en el mundo. Es frecuente que envíe mensajes de apoyo ante situaciones de conflicto, calamidades naturales y sobre todo por muertes producidas por cualquier tipo de violencia.

Los domingos también son días de trabajo para el Papa, que como cita “fija” reza el Ángelus a las 12.00 y alguna de otra tarde se acerca de visita pastoral a distintas parroquias de Roma, casi siempre del extrarradio, donde antes de celebrar Misa tiene encuentros con enfermos, jóvenes, voluntarios, o incluso se ofrece para confesar un rato a los feligreses que lo deseen.

El año pasado contaba que algún domingo por la tarde aprovecha para llamar por teléfono a los jóvenes reclusos del Centro de Estudiantes Universitarios del Conjunto Penitencial Federal de Ezeiza, en Argentina. Se interesa por su situación y les anima a seguir adelante.

Son muchos los “extras” que el Papa realiza al margen de su inacabable jornada de trabajo habitual. Hace poco nos hemos enterado de que varios viernes al mes el Papa se encuentra con víctimas de abusos sexuales cometidos por el clero. Las escucha, intenta ayudarles a sanar sus heridas y normalmente culminan el encuentro rezando juntos.

Y como los Papas también necesitan descansar, su “día libre” suele ser los martes, una jornada en la que normalmente descarga su agenda de trabajo. Desde hace 5 años el Papa Francisco no ha salido del Vaticano a tomar el aire, de excursión o a pasear a pesar de que siempre le ha gustado caminar por la calle y utilizar el autobús. Desde que es Papa es imposible salir a la calle sin escolta.

Siguiendo el horario italiano, Francisco suele cenar temprano, a las 20:00 y antes de retirarse a descansar dedica una hora de adoración en la capilla de Santa Marta. El Papa tiene la suerte de dormir muy bien: “Tengo un sueño tan profundo que me tiro en la cama y me quedo dormido. Duermo seis horas. Normalmente a las nueve estoy en la cama y leo hasta casi las diez, cuando me empieza a lagrimear un ojo apago la luz y ahí quedé hasta las cuatro que me despierto solo, es el reloj biológico".

Las audiencias de los miércoles son un capítulo aparte. Es muy aconsejable detenerse a observar las imágenes previas al comienzo de la Audiencia para contemplar la entrega de Francisco a los miles de personas que desean saludarle, el interés con el que escucha, bendice, acaricia a niños y ancianos, consuela a enfermos, recibe regalos, comparte el mate que le ofrecen los peregrinos argentinos y acepta hacerse cientos de selfis con una paciencia infinita.

¿Conoces bien cuáles son los gustos y aficiones del Papa Francisco?

El Papa suele ser muy reservado respecto a su vida personal, pero por las entrevistas que ha concedido a los medios o por las Biografías que se han escrito sobre él, conocemos alguna de sus aficiones. Sabemos, por ejemplo, que sabe jugar a las cartas, le interesa la numerología, que aprendió a cocinar para sus hermanos cuando su madre sufrió una parálisis y que adora el tango. En una de las primeras entrevistas que concedió al diario argentino “La Voz del pueblo”, aseguraba que:

- Ve muy poca televisión: “Televisión no veo desde el año 1990. Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio de 1990”. 

-Lee el diario “La Repubblica”: “Lo hago a la mañana y no me lleva más de 10 minutos ojearlo”.

-No navega por Internet

-Fútbol: su equipo es el “San Lorenzo” de Almagro. Al cabo de toda una vida sigue siendo socio (de los que pagan las cuotas). Se mantiene al tanto de la liga argentina gracias a "un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados y cómo va en la tabla”.

- No llora en público: “Públicamente no lloro. Me pasó dos veces que estuve al límite, pero me pude frenar a tiempo. Estaba demasiado conmovido, incluso hubo algunas lágrimas que se escaparon, pero me hice el tonto y después de un rato me pasé la mano por la cara”. “Recuerdo una, la otra no. La que me acuerdo tuvo que ver con la persecución de los cristianos en Irak. Estaba hablando de eso y me conmoví profundamente" al "pensar en los chicos”.

Los gustos culturales del Papa Francisco

En la entrevista que concedió a la revista «La Civiltá Cattolica», el Papa explicaba cuáles son sus gustos literarios y artísticos:

Literatura: “He sido aficionado a autores muy diferentes entre sí. Amo muchísimo a Dostoievski y Hölderlin. Me gusta recordar aquella poesía tan bella para el cumpleaños de su abuela, que me ha hecho tanto bien espiritual…”. El Papa también ha leído varias veces “Los Novios” de Manzoni. Entre sus autores favoritos también se encuentra Dante (“La Divina Comedia”), Leopoldo Marechal y Gerard Manley Hopkins, un jesuita británico del siglo XIX. De la Literatura española, Francisco ha leído a José María Pemán y a clásicos como Calderón o Lope: “En general puedo decir que me gustan los artistas trágicos, especialmente los más clásicos. Hay una bella definición que Cervantes pone en boca del bachiller Carrasco haciendo el elogio de la historia de Don Quijote: ‘Los niños la traen en las manos, los jóvenes la leen, los adultos la entienden, los viejos la elogian’. Esta puede ser para mí una buena definición de lo que son los clásicos”.

Como sabemos el Papa dio clases de Literatura en un Instituto de Santa Fe e invitó al escritor Jorge Luis Borges a leer las composiciones de los alumnos, que él aceptó gustoso y además no tuvo inconveniente en escribir el prólogo a una recopilación de los mejores relatos que presentaron los alumnos.

Pintura: Su pintor favorito es Caravaggio. Le gusta especialmente el cuadro de “La vocación de Mateo”. Esta pintura se encuentra en la Iglesia romana de San Luis de los franceses. Es un cuadro que acostumbraba visitar cuando venía a Roma: “Ese dedo de Jesús apuntando así…a Mateo. Así estoy yo, así me siento. Como Mateo. Se aferra a su dinero como diciendo: ‘¡No, no a mí! No. ¡Este dinero es mío!’ Esto es lo que yo soy: un pecador al que el Señor ha dirigido su mirada…” También le gusta un cuadro de Marc Chagall, la 'Crucifixión Blanca', en la que Jesús aparece vestido de judío.

Música: El papa recuerda que cuando era pequeño le gustaba escuchar con su madre las óperas en la radio, aunque asegura que no canta bien. Por ese motivo no le escuchamos entonar en las ceremonias. Eso no le impide apreciar la buena música: “Amo a Mozart, obviamente. Aquel ‘Et Incarnatus est’ de su Misa en Do es insuperable: ¡te lleva a Dios! Me encanta Mozart interpretado por Clara Haskil. Mozart me llena: no puedo pensarlo, tengo que sentirlo”. También le gustan Beethoven, Bach y Wagner.

En alguna entrevista ha comentado que le gusta la fusión entre el rock y la poesía que caracteriza a Patty Smith. Y que siempre disfruta escuchando la canción de Bob Dylan, "Blowin' in the Wind", uno de los temas más emblemáticos de la década del 60.

Julio Sosa es otro artista que influyó en el gusto musical de Francisco en las décadas del 50 y 60. La cantante argentina Amelia Baltar es una de las favoritas del Papa.

Cine: En cuanto al cine, Francisco mismo se refiere a la película “La Strada” de Fellini, como una de las que más le ha gustado: “Me identifico con esa película en la que hay una referencia explícita a San Francisco. Luego creo haber visto todas las películas de Anna Magnani y Aldo Fabrizi cuando tenía entre 10 y 12 años. Otra película que me gustó mucho fue ‘Roma Cittá aperta’. Mi cultura cinematográfica se la debo sobre todo a mis padres, que nos llevaban muy a menudo al cine”. Es muy aficionado al neorrealismo italiano y ha visto varias ocasiones “El festín de Babette”

La comida favorita del papa Francisco

El Papa tiene gustos culinarios sencillos y lógicamente coinciden con lo que ya apreciaba en Argentina. Eso lo saben quiénes acuden a visitarle y desean tener algún detalle de cariño con él. Por ejemplo cuando la canciller alemana Ángela Merkel visita al Papa en el Vaticano suele llevarle una caja de alfajores argentinos, que al Papa le entusiasman. Conocemos incluso su marca preferida: alfajores “El Nazareno”. Como a todo buen argentino también le gusta el dulce de leche, la colita de cuadril, un tipo de asado típico de su tierra, las empanadas de pepperoni y la “pizza a caballo”, llamada así porque lleva un huevo frito encima.

¿A qué santos tiene más devoción el Papa Francisco? 

Sabemos que ante todo siente gran devoción hacia la Virgen María en distintas advocaciones, especialmente a la “Desatanudos” que preside una salita de reuniones en la que suele recibir las visitas de sus colaboradores más cercanos y por ese motivo aparece en muchas fotografías. También siente gran cariño hacia la Virgen de Aparecida, Guadalupe y Nuestra Señora de Fátima

El Papa Francisco quiso iniciar oficialmente su Pontificado un 19 de marzo. Una señal clara de la devoción que siente por el “cabeza” de la Sagrada Familia, al que se ha referido en muchos de sus documentos, mensajes y homilías. Además, muy cerca de su habitación en Santa Marta hay una figura de San José durmiente. El Papa acostumbra a poner siempre debajo papeles y peticiones escritas por el mismo con asuntos “difíciles” para que queden bajo su protección.

Otros Santos especiales para el Papa son San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, Santa Teresita del Niño Jesús y San Martin de Porres, el Santo de la escoba

La devoción que siente hacia Santa Teresita de Lixieux viene de lejos, tal como aparece en la Biografía del Papa “El jesuita”: "cuando tengo un problema, le pido a la santa, no que lo resuelva, sino que lo tome en sus manos y me ayude a asumirlo y, como señal, recibo casi siempre una rosa blanca". Como detalle de este cariño, en uno de los estantes de la biblioteca tiene un cuenco lleno de rosas blancas, símbolo de esta Santa.

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