Cardenal Blázquez: "Hay que decirlo con claridad, la Iglesia en España necesita vocaciones"
En su discurso de apertura de la CXI Asamblea Plenaria de la CEE, el Arzobispo de Valladolid asegura que "la causa de las vocaciones sacerdotales concierne a toda la Iglesia"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española ha inaugurado la CXI Asamblea Plenaria de los Obispos españoles recordando el llamamiento a la santidad que acaba de hacer el Papa Francisco en su última exhortación apostólica 'Gaudete et esxultate' sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo.
"Pero no pensemos solo en los santos o beatos ya elevados a los altares de forma oficial por la Iglesia, de la que tan rica o fecunda es la historia pasada y reciente de nuestra Iglesia en España en las páginas del santoral cristiano, sino que nos confiesa el papa: «Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad “de la puerta de al lado”, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, “la clase media de la santidad”", advierte el Cardenal Blázquez.
El Presidente de la CEE hace especial hincapié en la falta de vocaciones sacerdotales en la Iglesia española, "debemos decirlo con claridad: la Iglesia en España necesita vocaciones para el ministerio sacerdotal; y al hacernos eco de esta indigencia básica, no debemos olvidar, movidos por la solicitud católica, la colaboración con otras diócesis y la participación en la «missio ad gentes». El Señor envió a sus apóstoles hasta los confines del mundo. Todos podemos compartir la serenidad que nos otorga la promesa del Señor de que estará con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos, y, por tanto, también en la presente situación histórica".
Añade el Cardenal Blázquez que "a lo largo del tiempo transcurrido hemos intentado reiteradamente descubrir las causas y las circunstancias de la crisis actual. La palabra crisis significa aquí una mutación grande que exige un discernimiento profundo. Procede de una encrucijada nueva que pone en cuestión el curso habitual. Exige un examen del pasado y es una oportunidad para adoptar las decisiones convenientes, que por aproximaciones y tanteos vamos encontrando. En un tiempo pensamos que la crisis de seminarios podía proceder de la crisis de sacerdotes, ya que nos vimos inmersos en perplejidades sobre el sentido del ministerio que condujeron junto con otras causas a numerosas secularizaciones. Durante algún tiempo las tareas más urgentes ocuparon nuestra atención, esperando que la situación fuera coyuntural y se enderezaría pronto. Posteriormente hemos pensado que quizá más que crisis de vocaciones podría tratarse de una crisis de “convocantes”2 y se hace estas preguntas, "¿crisis de vocaciones al ministerio presbiteral, a la vida consagrada, al matrimonio cristiano, o, más bien, crisis de iniciación cristiana? ¿No queda el alcance de la iniciación cristiana muy debilitado por la insuficiente continuidad?".
Por ello, el Presidente de la CEE ha pedido a todos los sacerdotes que "con su vida humilde y laboriosa, llevada con alegría" atraigan a los adolescentes al sacerdocio.
El Arzobispo de Valladolid ha abordado también en su discurso ante la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, y ha mostrado su preocupación por la forma en la que estos "sin motivo personal conocido se distancian de la participación en la vida de la Iglesia y se colocan silenciosamente al margen". Se ha preguntado si esto se debe a "un enfriamiento religioso" y ha advertido a los obispos de que "no es bueno que asistamos impasiblemente a este distanciamiento".
Ha subrayado que es muy importante que los jóvenes hablen "y que todos escuchemos", que vayan asumiendo responsabilidades en la vida de la Iglesia y que compartamos las experiencias en un clima de mutua confianza. En este sentido, ha afirmado que "el diálogo sobre la fe requiere humildad para preguntar y atención cordial para escuchar; libertad respetuosa para hablar y autenticidad para unir en la respuesta la palabra y la vida".
Aprovechando su discurso de bienvenida, Blázquez ha enviado también un saludo al papa emérito, Benedicto XVI, que hoy cumple 91 años.