Reflexión
#Reflexión: Jesús se preocupa por ti y por mí
Reflexión del evangelio del domingo 10 de septiembre
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Jesús es Dios y hace milagros. Puede parecer una frase hecha, pero si tú y yo pudiéramos llegar a comprender lo que eso significa... Él lo puede todo. Hace 2.000 años en Galilea curaba a los ciegos y hoy, en 2018, también puede. Puede curarnos a ti y a mi, y esa es una conclusión que no puede ser tomada a la ligera.
El Señor es todopoderoso y no porque Jesús hiciera milagros. Dios ya era Dios y por lo tanto tenía ese poder. Si lo piensas, podría no haber hecho milagros. Pero los hizo. Jesucristo no vino al mundo simplemente a predicar, sino que se preocupó por los que le rodeaban.
Además de Dios, era humano. Era un hombre que sentía igual que tú y que yo. Probablemente en 'aquellos días', le preguntaba a sus amigos qué tal estaban. Casi seguro que se alegraba al ver a los que quería, y le ponía triste cuando les pasaba algo malo. Exactamente igual que a ti y a mi. Con la diferencia... de que el era Dios.
"Un gran poder conlleva una gran responsabilidad." pero Jesús utilizó ese poder que guardaba dentro -sin rallos, sin espectáculos, sin ciencia ficción- y lo compartió con los que le necesitaban. Se preocupó por ellos. Curaba a los enfermos. Sanaba a aquellos que acudían a Él.
Y hoy Jesús sigue siendo el mismo. Con el mismo poder. Y se preocupa por ti, por mi, por nuestra ceguera. Por todas esas cosas que nos ponen tristes, que nos duelen... Y Él y solo Él, tiene la capacidad de liberarnos, de curarnos.
Tengo un amigo al que le encanta el fútbol. Y siempre me dice: "Si tú tuvieras un equipo, ¿a quién ficharías?", me pregunta. y se responde a sí mismo: "Pues al mejor. Y en la vida es lo mismo. ¿Quién va a jugar mejor que Dios? ¡Juega en otra liga!"
Qué mejor compañero, qué mejor amigo, qué mejor médico... que el que es capaz de hacer cosas tan grandes. Qué mejor amor, que acudir al amor verdadero. Todo lo demás se queda corto.
Por eso... no se me ocurre mejor cosa que ¡acudir a Él cuando le necesitemos! Y supongo que muchos dirán: "Ya lo hago y no pasa nada." Tal vez es porque no tiene que pasar. Nuestra Fe no es una Fe caprichosa o complaciente. Jesús mismo fue colgado de un madero y sufrió lo insufrible, fue el primero en padecer lo que ocurre en la tierra.
Nuestra fe va mucho más allá. Es más profunda que una fe milagrosa. Dios tiene un camino para ti y para mí, y como hemos dicho antes... ¡Él es el mejor jugador! Así que Él sabe qué es lo que debe ocurrir. Y tal vez nuestra ceguera no se cure como nosotros nos esperábamos... tal vez sea un poco 'asqueroso', con saliva o barro... pero lo que cuenta es que se nos abran los ojos. Que se nos abran los ojos a la verdadera felicidad, al verdadero amor... a Él.
Entonces estaremos sanos.