En 'El Espejo'
Mons. Aguirre: "Mi presencia ahora mismo en Bangassou podía provocar peores cosas”
El obispo de Bangassou, en la República Centroafricana, narra la dramática situación que vive su diócesis, con un enfrentamiento armado entre musulmanes y la guerrilla anti-balaka.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En Bangassou, una ciudad del sur de la República Centroafricana, casi en la frontera con la República Democrática del Congo,se vive una situación de tensión constante. El obispo de la diócesis, el español monseñor Juan José Aguirre, M.C.C.F. ha pasado por 'El Espejo' y ha contado lo que allí está pasando.
Monseñor Aguirre se encuentra ahora mismo en Bangui, la capital del país, porque le han recomendado que, por seguridad, de momento no vuelva a Bangassou. “Tenemos una serie de problemas muy gordos y mi obispo auxiliar, monseñor Jesús Ruiz Molina, me ha recomendado que no arriesgara y que mi presencia ahora mismo en Bangassou podía provocar peores cosas”, explica el misionero español.
En Bangassou, un grupo muy numeroso de musulmanes -alrededor de 1.500- había sido protegido por el obispo, en la catedral y en el seminario, de los ataques de la milicia anti-balaka que quería tomar represalias contra ellos. Pero este grupo de musulmanes, que ha sido custodiado y alimentado por monseñor Aguirre, se ha vuelto en su contra. “La mayor parte son una mayoría silenciosa, formada por mujeres y niños, pero hay un grupo de exaltados, unos 100, que se han armado. Y no puede haber personas armadas en un campo de desplazados, aunque los militares que custodian el seminario lo permiten”, afirma el obispo de Bangassou.
Escucha la entrevista con mons. Aguirre en 'El Espejo'
Monseñor Aguirre justifica la actitud de estos exaltados. “10 meses en el seminario, en un sitio pequeño, con alimentación escasa, con agua potable que les mandamos, habiendo perdido absolutamente todo... lleva a la desesperación. Y este grupo, sobre todo de radicales, que está en el seminario la pagan con los que más cerca tienen, que somos nosotros”, lamenta el comboniano, que asegura que “les mandamos cada día 25.000 litros de agua potable, la luz... pero para ellos nosotros somos los culpables de esa desventura que está viviendo y, entonces, todo el bien que hacemos se convierte en un búmeran que vuelve contra nosotros en forma de violencia”.
Para el obispo de Bangassou, la solución a este conflicto pasa por la negociación. “Ahora mismo, quien mueve los hilos de lo que pasa en Centroáfrica son países de fuera de Centroáfrica. Hay que mejorar la presencia de los soldados de paz, hay que desarmar a esos grupos... pero no depende de nosotros. Hay que desarmar a los anti-balakas, también a los grupos de autodefensa. Hay que desarmarlos a todos, porque son criminales”.
Monseñor Aguirre también narra la trágica situación de la diócesis. “De las 11 misiones que tenemos, 9 han sido vandalizadas, completamente saqueadas. Hemos mandado a dos sacerdotes, dos curas que estén bien, que no tengan estrés acumulado, que tengan fuerza y tengan fe y que se vayan a zonas de altísimo riesgo a empezar las escuelas”, explica el obispo de Bangassou, que asegura que los centros educativos sí han sido respetados. “Están allí como el único testigo de un posible futuro para este país. Apenas abrieron las escuelas, llegaron 2.000 niños, musulmanes y no musulmanes, en las mismas y obligados a entenderse. Y eso obliga también a los padres a no pelearse. Esa es la estrategia que estamos utilizando”.
Por último, el obispo de Bangassou ha contado cómo ha pasado la Semana Santa fuera de su diócesis, en el Hospital General de Bangui con los enfermos.