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Se ha muerto "un sacerdote bueno", homenaje a Anastasio Gil

Este quiere ser un pequeño homenaje de cope.es a un gran hombre: Anastasio Gil era el director de Obras misionales Pontificias y además dejó un legado muy bonito en todos los que le rodearon

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Homenaje de los misioneros a su 'guía' Anastasio Gil

Javier González

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Hoy se habla mucho -desgraciadamente- de cosas malas que pasan en la Iglesia. Algunas personas prefieren fijarse en lo que llaman -en el mejor de los casos- curas 'malos'. Y este viernes siete de febrero, ha fallecido uno que era muy bueno.

Y hacen falta testimonios así, de curas santos y que se entregan y desviven por los demás. Como el del director de las Obras Misionales Pontificias Anastasio Gil. Simplemente haciendo este reportaje, un servidor ha podido sentir el poso que ha dejado esta buena persona. Hablando con la gente que le conocía y le rodeaba. Por eso he elegido esta foto como portada: un hombre alegre, que pese a la enfermedad sigue trabajando, misionando y sonriendo.

Se ordenó con 24. Estudió, estudió mucho. Y después sobretodo: trabajó. "Me gustaría a mí saber de donde sacaba la fuerza este señor, porque tenía una capacidad de trabajo enorme," me cuenta su amigo -como él mismo ha dicho- y subirector de Obras Misionales Pontificias José María Calderón.

ESCUCHA EL TESTIMONIO |  Subirector de Obras Misionales Pontificias José María Calderón

'No todos tenemos esa capacidad me temo', le dije yo y José María me responde: "imagino que era por un profundo amor a Dios y un profundo amor a la Iglesia. Se tomaba su sacerdocio como una oportunidad de entregarse."

Si hacía falta hacerse un viaje a España de ida y vuelta desde Roma para dar una misa... lo hacía. Fue maestro, catequista, profesor de universidad y el director de una organización que tiene a sus 'trabajadores' misionando por el mundo entero. Ellos también... entregándose a los demás.

"Se sabía el nombre de todos"

En ellos -los misioneros- ha dejado una gran huella. Y podría parecer un tópico, pero es que Don Anastasio se "sabía el nombre de todos". Según María del Prado Fernández, misionera comboniana, también en sus últimos momentos: "estaba muy malito, ya en el hospital y en cuanto entré me llamó por mi nombre."

Los también misioneros Jaume Calvera y Benjamín Gómez, así como el compañero de trabajo de Anastasio Rafael Santos también han querido compartir con cope.es cómo era su amigo: "él tiraba de todos nosotros. parecía que siempre iba un paso por delante."

Por eso las personas que le rodearon, que le querían -y que le quieren-, con nombres y apellidos, aparecen en lo que quiere ser un pequeño homenaje de la Cadena COPE a 'un buen cura'. A un sacerdote santo, que se desvivió por la misión y que trabajó -y mucho- por los demás, por Dios y por la iglesia. 

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