La misión de nuestra vida cristiana, reflejada en el Evangelio de este domingo

El periodista y sacerdote Josetxo Vera, ahonda en 'Chateando con Dios' en el Evangelio de este domingo, 7 de febrero

Video thumbnail
00:00

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Todas las realidades que se prolongan en la historia, que tienen una cultura propia y están presentes en nuestra vida, simplemente por contacto con ellas, acaban generando también comentarios y chistes.

Hacemos chistes del fútbol, del trabajo y también del Evangelio. Hay uno de ellos, que quizás todos conocemos: “Como no le va a traicionar Jesús al Señor, si Él tuvo la responsabilidad de curar a su suegra”. Es un chiste malo, pero tiene su apoyo en el Evangelio de este domingo donde escuchamos ese pasaje de la vida del Señor.

El Señor se ha encontrado con Santiago y con Juan y, juntos, van a la casa de Pedro y Andrés. Se encuentran con la suegra de Pedro que está enferma en la cama, con fiebre. Y al Señor le sale de dentro curarla, se acerca, la coge de la muñeca y la cura de su enfermedad. Es así como empieza el Evangelio de este domingo que lo que nos enseña es un día en la vida del Señor.

Si le acompañamos en este Evangelio nos damos cuenta de a que se dedicaba el Señor y como eso es relevante para nuestra vida. La forma de vida del Señor tiene que ser la forma de vida de los cristianos. El Señor había ido a la sinagoga por la mañana, curó a la suegra, estuvo con sus amigos y por la tarde, cuando ya caía el sol, todo el pueblo de Cafarnaúm todo el pueblo se acercó a la casa de Simon para, los enfermos, ser curados de sus enfermedades y el Señor dedica su tarde a hacer su trabajo. Ya a la madrugada el Señor “se fue al descampado a orar”. Y allí lo encontraron sus discípulos y el Señor les dice “tenemos que ir a anunciar el Evangelio a todos los pueblos”. Predicar el Evangelio y expulsar los demonios.

Para el resumen de nuestra vida cristiana la acción del Señor es lo que nosotros tenemos que hacer. Tenemos que dedicarnos al trato con el Señor durante la madrugada donde no hay llamadas, whastapps o correos. La vida de un cristiano es similar a la de Cristo: tiempo para el Señor, tiempo para los amigos para estar con ellos, tiempo de trabajo. Esa es la vida cristiana y así lo tenemos que ordenar. A veces nos equivocamos y ponemos en primer lugar al trabajo.

Ojalá nos pudiéramos también organizar así los tiempos. Hay una frase muy bonita de los discípulos cuando lo encuentran rezando por la mañana que era verdad en ese tiempo y es verdad también ahora: “Todo el mundo te busca”. También hoy, aunque haya personas que no se dan cuenta, lo que están buscando, aquello para lo que trabajan, en el fondo, aunque no lo sepan, es a buscar el Señor, causa de nuestra felicidad.

Cuando le dicen, “todo el mundo te busca”, esa frase tiene que ser escuchada por nosotros y tiene que ser incorporada a nuestra vida como una misión. Aprender del Señor como se organiza el día y después cumplir esa palabra, “todo el mundo te busca”, y darle la respuesta que nosotros hemos recibido: el Señor es la causa de la felicidad, la fuente de la felicidad para todos nosotros.

¡A ver si lo vivimos así esta semana!