Omella nos llama a encontrarnos con Dios en un 'Unidos en COPE' que rinde homenaje a Mons. Juan del Río
Un año después, el programa en el que todo lo que se recaude irá a beneficio de Cáritas, te trae a los protagonistas de este año de pandemia y cómo viven la Semana Santa
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‘Unidos en COPE’ ha regresado para vivir con los espectadores de ÁBSIDE MEDIA esta Semana Santa especial, marcada por segundo año consecutivo por las restricciones derivadas de la pandemia.
En un formato de mayor intensidad, José Melero, Elena Santa María y Jacobo Pérez han acercado a aquellos personajes que con mayor intensidad han vivido este año de pandemia, mirando con esperanza y devoción lo que ocurre en la segunda Semana de Pasión que tenemos que vivir con el virus presente.
Margarita Robles, rinde homenaje a Mons. Juan del Río en Unidos en COPE
Desde ’Unidos en COPE’ se apuesta por traer a protagonistas de primer nivel y es por eso que la ministra de Defensa, Margarita Robles, aceptó la invitación del programa para rendir homenaje al arzobispo castrense, Mons. Juan del Río, quien falleció en enero por coronavirus. Mons. Juan del Río era un hombre muy querido en las Fuerzas Armadas “y con muchos proyectos”, como ha recordado la ministra Robles. “En un año tan duro, en él encontrábamos mucho coraje, mucha valentía, mucho apoyo”, enumeraba la ministra de Defensa sobre algunas de las virtudes que Mons. Juan del Río inspiraba en aquellos que le conocieron.
La ministra de Defensa recordaba también lo vivido en el Palacio de Hielo de Madrid, donde pronunció un aplaudido discurso, y donde no insistía en la importancia de la "humanidad" que todas las Fuerzas Armadas y en especial Mons. Juan del Río le transmitía. Robles explica que a ella "le tocaba" estar allí, pero que figuras como las del arzobispo castrense transmitían "esperanza y fuerza" a los soldados que tenían que desempeñar la difícil labor de acompañar a los que morían sin sus familiares para trasladarles a la morgue improvisada en el Palacio de Hielo.
"Yo creía que saldría", asegura Robles sobre la enfermedad que sufrió Mons. Juan del Río. Y es que el arzobispo castrense vivió en sus propias carnes los efectos de un coronavirus que no pudo superar. "Es una pena que no le hayamos podido hacer este homenaje en vida", se lamentaba Robles, que recordaba una última anécdota que vivió con él en la Pascua Militar.
A este sentido homenaje se han sumado Rafael Barbudo, director de Cáritas Castrense y Manuel Bretón, presidente de Cáritas España. Ambos se unen en el cariño expresado por Robles a la figura de un gran hombre de la Iglesia que nos dejó a causa de la pandemia.
Manuel Bretón ha recordado a Monseñor del Río como una persona muy próxima, y “con unas capacidades impresionantes de tener puentes”. Al pensar en su figura, Rafael Barbudo recuerda con cariño la primera conversación que mantuvieron al hacerse cargo de Cáritas castrense. Entonces, don Juan le repitió una frase de San Juan Pablo II: “No tengas miedo”. Años después, Barbudo reconoce que era toda una lección: “Me dijo que Dios está detrás, que es quien nos ayuda y que la obra que estamos haciendo no es nuestra, es de Dios”.
Esa es precisamente la labor de Cáritas castrense, la integración de la Iglesia con la problemática de soldados, policías y guardias civiles. Los dos cuentan que ha sido un trabajo complicado, una labor “muy de día a día”. También es uno de los mayores regalos que ha dejado del Río, “imbuirnos de la dimensión universal de la caridad. Él decía, vosotros sois militares, o sois policías, o sois Guardias Civiles, pero la caridad no tiene límites, no tiene fronteras”, señala Barbudo.
El cardenal Juan José Omella manda su aliento a todos los fieles de España
Don Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, tampoco se ha querido perder este programa especial. El cardenal Omella ha querido destacar el papel fundamental del Espíritu Santo en un tiempo como el que nos ha tocado vivir, además de mostrar su faceta más cercana y personal.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española recibe en su sede al equipo de “Unidos en COPE” para lanzar un mensaje de esperanza: “Todas las dificultades que encontramos en la vida son oportunidades. De este modo, el cardenal Omella nos invita a ver cómo los fieles de toda España podemos encontrar el sentido trascendental de un año que ha estado marcado por el sufrimiento y la pérdida".
“Lo que ocurra después de la pandemia es un trabajo que debemos hacer entre todos para que los valores que han aparecido no se pierda. Por ejemplo, el tema de la solidaridad, la atención a los mayores a los que habíamos aparcado por no producir… Estos años nos hemos encerrado en nosotros y, ahora, hemos caído en la cuenta de que estamos todos en la misma barca.
A juicio del presidente de la CEE, el coronavirus ha hecho que descubramos que somos seres frágiles, por lo que debemos apoyarnos más en la fe: “Un bichito que no ves nos ha desnudado y nos ha mostrado débiles. Es Dios quien puede vencer al virus, con ayuda de los científicos. Creo que estas lecciones que aprendes, se quedan”.
La cercanía con Dios es otra de las lecturas positivas que se pueden extraer de esta difícil situación sanitaria, social y económica que padecemos desde marzo de 2020. El Arzobispo de Barcelona habla incluso de oportunidad, frente a quienes consideran que el virus es una especie de castigo o momento doloroso: “Es una oportunidad para recuperar por una parte el silencio y encontrarnos con nosotros mismos y con Dios. Por otro lado, nos plantea el sentido de la vida, que no todo acaba en el cementerio, que yo quiero vivir y reencontrarme con mis hermanos. Y la fe y la Religión me habla de que es posible porque Cristo resucitó”.
Una Semana Santa diferente para las hermandades
Si hay alguien que va a ver afectada su rutina, son las hermandades de Semana Santa. Hace un año, todos estábamos confinados y los pasos y procesiones de toda España aguardaron pacientemente a que el año siguiente fuera mejor. Hoy podemos salir a la calle guardando las debidas restricciones, pero las procesiones públicas han sido suspendidas a fin de evitar aglomeraciones y contagios. Aun así, desde la iglesia de San Pedro el Viejo, una de las hermandades con mayor tradición de la ciudad de Madrid, la de Jesús el Pobre, ha querido acercar las imágenes a los fieles.
‘Unidos en COPE’ ha sido ambicioso, y pidió a los máximos representantes de la Hermandad que algunos de los integrantes de la cofradía se vistieran, aunque fuese por unas horas, de penitentes o de integrantes de la banda. Pudimos conseguirlo y a ellos también les hizo ilusión.
Por ejemplo, a Arantxa, una joven de 22 años que pertenece a la banda de Jesús El Pobre desde 2016. Estuvo sumida en un mar de sensaciones al verse vestida de nuevo más de un año después: “Cuando me dijeron que tenía que desempolvar el traje después de un año sin ponérmelo... Ha sido extraña la sensación de decir… que estoy vestida de banda otra vez. La sensación es que ya estaba todo bien.”
Una emoción que también experimentaba un chico de catorce años también integrante de la banda musical, o Manoli, que es abanderada y su hija es quien porta el banderín.
Misma sensación la que han experimentado los penitentes. También se muestran dolidos por no hacer estación de penitencia como cada año. Toca un mayor recogimiento, como ha expresado Álex, un joven que estudia cuidados paliativos, una especialidad sanitaria muy poco desarrollada en España: “Hay que reivindicar la vida y los paliativos. “Se invierte muy poco en cuidados paliativos y las hermandades somos conscientes de la nueva ley de eutanasia que ha salido, y no se destina dinero para esos cuidados”.
Álex ha precisado en ‘Unidos en COPE’ que el número de alumnos en su promoción son de 35: “Muchos nos sentimos rechazados por esta carrera, porque muchos optan por otras vías”, lamenta.
La vida en un convento de clausura, desde dentro
Muchos nos hemos visto forzados al confinamiento, a quedarnos encerrados en casa en un año de tremenda dificultad. Es por ello que desde “Unidos en COPE” hemos hablado con las hermanas clarisas, de clausura que viven en el Monasterio de la Inmaculada y San Pascual, en pleno centro de Madrid.
Las hermanas nos han mostrado cómo es una vida de recogimiento, cómo en el silencio y en la clausura encuentran una vida que nunca fueron capaces de imaginar. Historias de fe y de humanidad donde, además, las hermanas recuerdan con afecto a sor Celina, una de las monjas de más edad que falleció en diciembre y a la que tuvieron que despedir en un sobrio funeral marcado por las restricciones de la pandemia.
Tener cáncer en año de pandemia
A Marcos Martínez le diagnosticaron un cáncer de próstata en julio. Su operación debería de haberse realizado de inmediato pero los hospitales en España estaban colapsados. El coronavirus afectó a su enfermedad de una forma que jamás hubiese imaginado y tuvo que esperar hasta octubre para poder tratarse.
La lucha de Marcos ha sido la de otros cientos de pacientes de cáncer y demás enfermedades que no han podido ser tratadas como es debido. Nuestro sistema sanitario ha recibido una tensión tan fuerte que ha obligado a posponer intervenciones cruciales para la vida de muchos españoles. Su testimonio, en Unidos en COPE, nos acerca un poco más a la realidad de lo que hemos vivido este año.
En pleno confinamiento, a principios de abril del año pasado, Marcos se sometió a una resonancia magnética que no dio buenos resultados. “No se me olvidará, un sábado recibí la llamada de la Paz, un sábado no esperas nada bueno”, ha contado en Unidos en COPE. Pasó entonces por varias pruebas hasta que en julio llegó el diagnóstico: tenía cáncer de próstata.
Esos tres meses de espera no fueron nada fáciles para Marcos. “Intentaba tener la cabeza ocupada para no pensar, no darles vueltas. Me costaba leer porque me costaba concentrarme, necesitaba hacer cosas más triviales que me mantuvieran la cabeza ocupada”. Marcos ya se esperaba un mal diagnóstico, por lo que la confirmación le supuso casi una liberación, pero también vértigo por no saber qué iba a pasar: “Hasta que no te operan no sabes lo que va a haber, no sabes cuál va a ser la afectación real. Yo tenía mucha información y sabía que casi un 90% de los diagnosticados con cáncer de próstata sobreviven, pero existe un 10% que no. Intentas aferrarte a que quieres vivir”.
La intervención llegó en octubre, mucho más tarde de lo que habría sido habitual si no nos encontráramos en medio de una pandemia. Marcos recuerda la espera con tensión: “Estás pendiente de la llamada de teléfono porque sabes que en ese tiempo la enfermedad puede progresar”. Lo más duro para Marcos de su estancia en el hospital fue la soledad y el estar lejos de su familia: “Tienes las nuevas tecnologías y te ves por la cámara, pero somos humanos y necesitamos el contacto, la mano, la caricia, el beso”. El presidente de GEPAC ha reconocido que las horas durante el ingreso se le hicieron muy largas: “Tienes mucho tiempo para pensar. En ese momento te agarras a la vida, quizá solo la valoramos cuando estamos en una situación así, y te aferras a lo bueno. Yo quiero vivir”.