Toledo venera como cada 1 de Mayo a la Virgen del Valle, la más arraigada entre sus habitantes

El coronavirus obligó a comienzos de abril a suspender su tradicional romería

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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Este viernes es el Primero de Mayo. Toda España celebra San José Obrero, también conocido como el Día del Trabajo, patrón de los trabajadores. Una jornada festiva en todo el territorio nacional. Para la ciudad de Toledo esta jornada tiene cada año un significado especial, ya que es el día en el que veneran a la Virgen del Valle, la más antigua y arraigada a sus habitantes y vecinos de alrededor.

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Toledo, a los pies de la Virgen

La hermandad es la más numerosa de la ciudad imperial, al contar con un total de 3.300 fieles. No en vano se trata de una festividad que se remonta al siglo XVII. Curiosamente comenzó a celebrarse cada 1 de agosto, pero las elevadas temperaturas hicieron que se adelantara la fecha en el año 1631.

La virgen se encuentra en el interior de la Ermita de Nuestra Señora Del Valle, en uno de los lugares con las vistas más hermosas de Toledo. Su virgen recibe el nombre del lugar donde se encuentra el santuario, el valle de la ciudad.

Construido en el siglo XVII, el templo ha sufrido numerosas reformas que la dotaron de tres naves. En el interior destacan los azulejos artísticos de los zócalos y los trabajos de forja de Julio Pascual. Se levantó sobre los cimientos de la antigua iglesia de San Pedro de Saelicos.

Todo aquel que accede a la ermita, podrá leer los siguientes versos sobre cerámica del artista talaverano Ruiz de Luna;

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Aunque pequeña me ves,

soy muy grande como ermita,

pues la reina que me habita

tiene a Toledo a sus pies.

Y otorga al que solicita,

si pide con interés,

aquello que necesita.

(Si no la olvidas después).

Durante la romería, el paseo hasta la ermita, repicar su campana desde la noche anterior, el olor a tomillo y a primavera conforman un paisaje único en la capital castellano-manchega. Este año las circunstancias hacen diferente esta celebración.

El estado de confinamiento para evitar la propagación del COVID-19, impiden a los vecinos acercarse hasta la ermita para rendir tributo a su virgen y poder contemplar, un año más, las hermosas imágenes del Casco Histórico toledano que el entorno de la Iglesia nos regalan.

Repicar la campana de la ermita, una tradición de siglos

Por más que pasen los años y los siglos, la esencia de la fiesta no varía. Las jóvenes toledanas, siguen tocando la campana si quieren contraer matrimonio porque, según cuenta la leyenda, las mujeres en edad de casarse, si repican las campanas encuentran novio ese mismo año, y las que ya lo tienen se casan.

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Otro símbolo de la celebración es el hinojo que abunda en la zona y que representa la fertilidad, por lo que se trata de una planta que favorece a las embarazadas para prepararlas para el parto.

La procesión concluye con la Salve

A partir de las 19.30h de un año normal, comienza la procesión de la Virgen por los cerros del Valle, y a la que asisten miles de devotos. Una vez concluye la procesión y la Virgen del Valle regresa a la ermita, se procede al rezo de la Salve, que constituye uno de los momentos más emotivos:

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Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,

a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,

vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,

y después de este destierro, muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,

para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén

El final de la Salve, en este caso, es: ¡Viva la Virgen del Valle!