Basílica de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta de Ávila

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"Quien más baja, sube más" o "baja y subirás volando al cielo" son algunos de los versos con los que la apostólica imagen de la Virgen de la Soterraña recibe a los peregrinos que pasan por la basílica de San Vicente de Ávila.

Esos versos anónimos del siglo XVI, plasmados en un pergamino, están situados al comienzo de la escalera por la que se baja a la cripta donde se encuentra la imagen de María, justo debajo de los ábsides de la basílica de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta. Uno de los templos románicos más destacados de este estilo arquitectónico de toda España.

«Si a la Soterraña vas,

Ve, que la Virgen te espera;

que, por esta escalera,

quien más baja sube más.

Pon del silencio el compás

a lo que vayas pensando.

Baja y subirás volando

al cielo de tu consuelo;

que para subir al cielo

siempre se sube bajando.»

La historia de la Virgen de la Soterraña

En el corazón de los abulenses está la devoción a dos vírgenes: la Soterraña y la de Sonsoles. Ambas son patronas de la ciudad, "si bien la segunda extiende su patronazgo a las tierras vecinas del Valle Ambles, quedando circunscrita la de la Soterraña, de modo especial, al recinto ciudadano, con una primacía indiscutida desde mediados del siglo IX, de la que se deduce, lógicamente, un culto muy anterior tributado a esta Imagen, la más primitiva, sin duda, de todas las que se conservan en nuestra ciudad", podemos leer en la Historia de la Apostólica Imagen de la Virgen de la Soterraña de Antonio Alfin Estévez.

A la protección y tutela de la Virgen de la Soterraña se han encomendado siempre los abulenses "en las grandes calamidades y azotes públicos, tantas veces mitigados por su piadosa intercesión", por lo que la imagen de la patrona es considerada por todos como una joya.

La sagrada Imagen de la Virgen de la Soterraña, aparece a mediados del siglo IX, según el relato del cuadro que se encuentra a la entrada de la escalera de la capilla. En ese cuadro se "representa al santo rey Fernando III en la cripta soterraña, con varios personajes de su séquito piadosamente postrados ante la imagen de la Virgen. En su parte inferior se puede leer la siguíente inscripción: «Governando la Romana Nave Sergio II, la Monarquía de España D. Ramiro I y la silla Episcopal abulense D. Pedro I, año de Cristo de 843, a 7 de septiembre se manifestó milagrosamente en una de las soterrañas de este santo templo la Apostólica Imagen de Nuestra Señora, víspera de su Natividad Santísima, Venerada en el mesmo sitio desde aquellos hasta estos tiempos con el título de la Soterraña, la tradición tiene es del tiempo de los Apóstoles y por eso llamada Imagen Apostólica", relata Antonio Alfin Estévez.

San Fernando III Rey de España fue muy devoto de la Virgen de la Soterraña a la que ofrecía novenas para agradecerla las victorias en el campo de batalla.

Las referencias sobre el culto a la Virgen durante la dominación musulmana pueden ser más confusos, aunque lo que está claro es que la comunidad mozárabe abulense se mantuvo fiel a su religión y mantuvo la fe en Cristo y su madre, al igual que ocurrió en Toledo, Córdoba o Mérida. "En el año 843, la Santísima Virgen quiso consolar y mitigar las penas de sus hijos fieles y alentar sus esperanzas con la milagrosa aparición de su Imagen en aquellas cuevas roquizas convertidas en la conocida cripta, durante el proceso de construcción de la actual Basílica, comenzada a principios del siglo XII" podemos leer en la Historia de la Virgen que como otras abvocaciones marianas apareció junto a un manantial.

Insignies Santos devotos de la Virgen de la Soterraña

San Pedro de Alcántara, San Juan de la Cruz, Santo Tomás de Villanueva, que fuera vicario del convento de Gracia, San Francisco de Borja, los venerables Juan de Briviesca, y Mari Díaz y, la gran santa de Ávila, doctora de la Iglesia y fundadora de la orden de los Carmelitas Descalzos, Santa Teresa de Jesús, que ante la Virgen de la Soterraña se postró y se descalzó al iniciar su reforma, tradición corroborada por la fiesta anual que se celebraba en conmemoración de este grato suceso.

También se han postrado ante la Soterraña ilustres personajes como los Duques de Béjar y Marqueses de Gibraleón que, en agradecimiento a la curación prodigiosa de su ascendiente, Don Francisco de Zúñiga y Sotomayor, ocurrida el año 1591, dieron donaciones cuantiosas y valiosas joyas conservadas como el tesoro de la basílica de San Vicente.