El milagro que permite a la catedral de Santo Domingo de la Calzada acoger animales vivos en su interior

El municipio riojano es de los más importantes del Camino de Santiago. Por intercesión de Santo Domingo, se produjo el milagro del gallo y la gallina tras ser cocinados: conócelo

El milagro que permite a la catedral de Santo Domingo de la Calzada acoger animales vivos en su interior

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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El municipio riojano de Santo Domingo de la Calzada, también conocido como 'la Pequeña Compostela' es una de las paradas más importantes del Camino de Santiago. Tanto es así que, históricamente, “si un peregrino no podía completar el Camino por enfermedad, llegando hasta la Catedral de Santo Domingo te lo convalidaban y recibías la Compostelana”, explica en 'Diario de un peregrino' el P. Paco Suárez, párroco del templo.

En 1232 la catedral es nombrada patrimonio y protagoniza un estupendo modelo de arquitectura protagónica. Por su interior pasa el Camino de Santiago, pero además es el lugar donde está enterrado el santo del mismo nombre. Es el punto neurálgico de la ciudad.

“Aquí se instaló Santo Domingo de la Calzada, y en esta plaza donde estamos es donde hizo el albergue para los peregrinos. Enfrente hizo la pequeña iglesia. El camino lo trazó Santo Domingo atravesando la catedral, porque su tumba está en medio del Camino de Santiago. Es decir, hizo obras importantes que hizo que sea uno de los sitios mas importantes del Camino”, precisa el sacerdote a Javier Escartín.

La iglesia de Santo Domingo tiene una particularidad que la diferencia del resto de lugares de culto de todo el mundo, y es la presencia de un gallinero ocupado por una gallina y un gallo: “Es la única iglesia que permite animales vivos en su interior”, precisa el P. Paco Suárez.

El motivo es el milagro del ahorcado, del gallo y la gallina, declarado Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial por parte del Gobierno de La Rioja.

¿Cuál es el milagro del gallo y la gallina?

La historia está protagonizada por un matrimonio alemán y su joven hijo, Hugonell, que peregrinaban hasta el Camino de Santiago. Cuando se hospedan en Santo Domingo, a la hija de los posaderos le gusta Hugonell, por lo que le tira los tejos.

Pero esa atracción de la posadera hacia el joven alemán no es correspondido. Por ello, la chica se venga de él, introduciéndole en el equipaje del peregrino una copa de plata. Al día siguiente, la posadera denuncia el robo de la copa y, como en aquella época el robo del oro y la plata estaba condenado con la horca, le llevaron hasta el corregidor para firmar la ejecución.

Al día siguiente, sus padres, antes de emprender el viaje, van a ver el cuerpo de su hijo, quien sorprendentemente estaba vivo y les dice: “El bienaventurado Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida contra el riguroso cordel… dad cuenta de este prodigio”.

Los padres acuden a contar el suceso al corregidor de la ciudad, pero éste, escéptico, comenta que el joven está tan vivo como el gallo y la gallina asados que se dispone a comer. Al instante las aves recuperan las plumas y la vida, dando fe del milagro.

Desde entonces permanece el gallinero gótico en la catedral de Santo Domingo de la Calzada, que en un primer momento era de madera, y en su interior un gallo y una gallina. De ahí también los tradicionales “ahorcaditos”, el dulce típico de Santo Domingo de la Calzada, y que Javier Escartín no ha dudado en probar.

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