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(Editorial San Pablo) del cardenal
me ha parecido estar volviendo a lo que fue la base bíblico-teológica —y, si se quiere, a la exégesis literario-teológica— de mi poemario
(Editorial PPC, 2019). Las referencias bíblicas y el vocabulario, cargado de símbolos, en ambos libros es idéntico; véanse, si no, las cuatro partes, dedicadas a cada uno de los cuatro elementos de la naturaleza y culminando con el ser humano, creado del barro, lavado su pecado, alentado con el soplo y purificado por el fuego. La creación entera proclama las grandezas del Señor, estampé en la apertura; Ravasi habla de la naturaleza como revelación de lo divino.
Este exegeta y teólogo
expone un mapa para transitar por los elementos de la naturaleza que aparecen en las Sagradas Escrituras: la tierra con sus frutos, la luz de los astros, el agua que sacia y regenera, los montes a los que ascender, la vegetación exuberante, etc. Al final, incluye un apartado contemplativo, meditativo, orante, con aportaciones sálmicas e incluso con una pequeña antología de testimonios poéticos. Como era de esperar, el cardenal no cita mis versos, pero la interrelación de ambos libros es total.