Mujeres que emergen de la sombra

es sin duda muy hermoso —y especialmente necesario— sacar a la luz la vida de unas mujeres del Medioevo que han dejado notables huellas de su contribución a la vida monástica, a la Iglesia y a la sociedad —además de a los propios monasterios—, y que constituyen una especie de emancipación y de responsabilidad personal, en una época de mentalidad muy diferente a la nuestra, y en un contexto caracterizado por una condición femenina sometida siempre al padre o al esposo o, si era una consagrada, al clero.

La autora —hermana

, clarisa del monasterio de Santa Clara de Milán—, partiendo de la espiritualidad clariana y de la propia investigación —desde las fuentes primarias y archivísticas— compone el perfil humano y espiritual de unas mujeres que, de diversas maneras y en distintos espacios y lugares, se inspiraron en

para diseñar un estilo de vida fraterno —de sororidad— en el seguimiento de Cristo pobre y humilde.

De manera sistemática y luminosa —además de una prosa afinada—, la autora presenta este volumen en dos partes —las hermanas en San Damián y la Orden de Santa Clara—, apuntando las diferencias entre el grupo de las que vivían según la forma de vida de Clara y la fisonomía de mujeres que se habían inspirado en la espiritualidad franciscana y clariana, pero con formas y matices a veces un poco diferentes del estilo de Clara de Asís.

Se trata, en definitiva, de una preciosa aportación al rico universo franciscano y clariano, en el que sobresalen los acontecimientos diarios y destacan especialmente las vivencias extraordinarias, subrayando en todo momento la pobreza y el seguimiento a Cristo pobre como su esencia y su carisma.