Reavivando las brasas

como una etapa de pérdida de relevancia y menor participación en la esfera pública. En una mirada utilitarista que asocia la actividad laboral con la importancia social, parece como si las personas mayores fuesen ciudadanos de segunda categoría sin un proyecto existencial una vez terminada su vida profesional. Sin embargo, los bautizados hemos sido elegidos y llamados para una misión de la que no nos jubilamos nunca.

, obispo emérito de Lleida, presenta un repaso general de la esencia misma de la vida cristiana, animando a afrontar la vejez con una vuelta a los amores de la juventud. Su propuesta es la de seguir haciendo presente, y de una manera creativa, el Evangelio, combatir la apatía, entrar en la profundidad de la vida de oración, evitar la pasividad, superar el individualismo, darse a la escucha… Son solo algunas de las pinceladas que ofrece para acercar el reino de Dios al mundo en esta etapa de la vida.

En una lectura amena y ligera, se nos recuerda que los dones y carismas que hemos recibido de Él deben estar, siempre, al servicio de los demás, y que, para el Señor, el límite de edad no existe.

es una constante invitación a renovar la llamada y ser testigos de este amor que ha transformado nuestra existencia, evitando el aburguesamiento que a veces se instala en la vida de la fe, por enfriamiento o por senectud. Dotar de plenitud esta etapa última de la vida, encontrando el sentido en vivir para los demás, es lo que se nos propone a través de un reenamoramiento de Jesucristo, que sale al encuentro del lector, tenga la edad que tenga, en todas y cada una de las palabras de este obispo.