La delegación española de la Orden de Malta finaliza su misión en Líbano con excelentes resultados
Los voluntarios consideran un “don y un privilegio” el haber podido atender a sus señoras, de las que les cuesta mucho separarse
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Si este hubiera sido un camp normal, nuestras señoras regresarían mañana a su hospital. Sin embargo, por tratarse de una situación de emergencia, continuarán alguna semana más en Chabrouh. Desgraciadamente, quienes tenemos que volver, finalizada nuestra misión, somos los integrantes de la delegación española. Desde hace dos días, ya guardan cuarentena en Kfardebian los voluntarios libaneses, alemanes y eslovenos de la Orden de Malta que deberán sustituirnos a partir de este viernes.
A primera hora de la mañana, un sanitario se ha acercado a Chabrouh para hacernos a todos los españoles una nueva prueba PCR, necesaria para poder embarcar en Estambul, donde haremos escala como en el viaje de ida. Nos llegan noticias de que el Gobierno español también tiene previsto pedir esta prueba para quienes entren en nuestro territorio procedentes de un país considerado de riesgo por coronavirus. En el momento en que escribimos estas líneas, acabamos de recibir la confirmación de que todos hemos dado negativo en el test; buena evidencia de que la excelente organización de este camp de emergencia ha logrado hacer de Chabrouh una verdadera zona libre de Covid-19.
La seguridad ha sido una prioridad. Estamos al servicio de nuestras señoras y es responsabilidad máxima preservar su salud. A ellas les dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo. Entre los entretenimientos que ponemos en marcha en cada camp, sobresale la representación por equipos de una pequeña obra de teatro. La cartelera de esta mañana en el gran escenario del Chabrouh center incluía “Caperucita roja”, “Cenicienta” y “La princesa y el sapo”. Por muchas veces que uno viva este momento, no puedes dejar de pensar en lo distintas que serían las vidas de estas personas si pudieran recibir siempre una atención más personalizada o una estimulación más continua.
Pese a que el camp no termina para nuestras señoras, las protagonistas del mismo, lo que sí se ha cumplido hoy es con la tradición de la última noche, consistente en la “fancy dinner” (cena elegante). ‘Helpers’ y ‘guests’ se sientan en una mesa decorada con velas y flores vestidos con las mejores galas que encontramos en los fondos de armario del centro. El resto del staff del camp sirve, mientras suena música acompañada de bailes. La verdad sea dicha: a la delegación española, lo de poner una hamburguesa como plato principal del menú nos ha parecido poco ‘fancy’, pero lo cierto es que a nuestras señoras se las veía encantadas. En cualquier caso, es de justicia -y de un poco de vanidad- destacar que las mini tortillas de patata decoradas con las banderas del Líbano y España acompañadas de embutidos ibéricos que servimos en las despedidas de cada camp español resultan difíciles de superar.
Tras la cena, llega el “bonfire”, o lo que toda la vida de Dios hemos llamado un fuego de campamento. Una hora de cantos y bailes en torno a una hoguera, que suelen tener el sabor agridulce de decir adiós a aquellos a quienes hemos servido durante una semana, aunque en este caso ese punto amargo es por quienes mañana ya no haremos noche en Chabrouh. No obstante, la gracia de Dios ha querido que hoy, 11 de noviembre, Rosario, una de las voluntarias españolas, haya cumplido años aquí y lo hayamos podido celebrar todos juntos, con la alegría de tener al lado todavía a nuestras señoras y muy vivos los momentos inolvidables vividos con ellas esta semana.
Los españoles tenemos previsto salir del camp mañana, jueves, tras acostarlas a ellas. Desde Chabrouh, nos dirigiremos a la embajada española en Beirut, donde nuestro embajador nos invitará a cenar para compartir con él la experiencia. Y de ahí, directos al aeropuerto para emprender nuestro viaje de regreso.
Queremos aprovechar este espacio para expresar nuestro reconocimiento y gratitud al embajador José María Ferré, que ha visitado cada año el camp español y ha compartido muchos momentos acompañado de su esposa libanesa, Youmana. La última noche que dormimos en Líbano, nos recibe a todos en la embajada, donde nos sentimos realmente en casa. Desde su destino y también con motivo de sus viajes a España, mantiene contacto permanente con el staff del camp español, y ha sido siempre uno de nuestros mayores apoyos. Lo consideramos, sin duda, amigo y miembro de nuestro camp. Encontrarnos de nuevo mañana con él es de las pocas razones que hace menos dura la partida para cuantos hemos tenido el privilegio y el don de participar en este camp de emergencia.
Tras la oración de la noche, el masul nos ha aclarado por qué se había pedido que en la ‘fancy dinner’ solo comieran nuestras señoras: nos han preparado una despedida a los españoles. Otra de las costumbres inalterables de los camps: la última cena de todos los que han servido juntos antes de regresar cada uno a sus países y a sus casas.
Nos parece que hoy tampoco podremos contar en que consiste el “Almaza time”.
Desde Chabrouh, en el valle de Faraya del Monte Líbano, y para todos los lectores de Aleluya, les escribió la delegación española en el Camp de Emergencia de la Orden de Malta.
Mañana más, si Dios quiere.