San Estanislao, unido al Misterio Pascual de Cristo
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La Pascua se muestra con fortaleza en los pequeños y sencillos de corazón que derraman su sangre si es preciso, a semejanza del Cordero Degollado y entronizado. Hoy celebramos a San Estanislao, cuya vida fue compartir la Muerte y la Resurrección del Señor. Nace cerca de Cracovia en Polonia. Sus padres consideraron este nacimiento como un verdadero regalo de Dios porque ya eran de edad avanzada.
Su infancia siempre estuvo caracterizada por una educación cristiana. Tras cursar estudios en Polonia y París, se ordena sacerdote, siendo nombrado párroco de la Catedral, mostrando un gran celo pastoral y una santidad de vida. Cuando el Obispo enferma, le señala como su sucesor de lo que él no se ve digno, pero al morir, todo el pueblo le aclama y no tiene más remedio que aceptar poniéndose en las manos de la Divina Providencia.
Así empieza su Ministerio Episcopal que se prolongará durante siete años y en el que exhortó a los sacerdotes a vivir con fidelidad la misión a la que habían sido llamados. También cuidó las alocuciones que dirigía instruyendo al pueblo, y en su casa nunca faltaban los pobres, a los que atendió especialmente. Pronto llegaron los problemas cuando el rey Boleslao, con el que se entendió bien en un principio, fue motivo de escándalo entre los súbditos.
Pero es necesario confirmar a los demás en la Fe y el magnate no acoge lo que Dios a través de él le pide. Ante las denuncias del Santo obispo y su consiguiente excomunión, el monarca decreta finalmente su muerte, asesinándole él mismo en un gesto de rencor y rabia. El culto a San Estanislao no cae en saco roto, porque se difunde rápidamente por toda Europa y Asia, especialmente en la parte oriental.