San Juan Gualberto, defensor de la generosidad
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La búsqueda de la verdad lleva a muchos a predicar la honradez y la honestidad como virtudes. Hoy celebramos a San Juan Gualberto, cuya vida fue denunciar la corrupción de costumbres. Nacido en el castillo de su padre en el siglo X, cerca de Florencia, en Italia, su ascendencia de familia rica, se desarrolla en un mundo donde la riqueza hace estragos en medio de un ambiente de despilfarro.
La madurez de la Fe queda reflejada al perdonar al asesino de su hermano en vez de vengarse. Después de entrar en el Convento Benedictino de San Miniato, echará en cara la simonía del nuevo Abad que es entronizado tras ofrecer una fuerte suma de dinero. Con un fuerte ímpetu de renovar y purificar, logra que se le unan un grupo de compañeros con los que fundará en los Apeninos un Monasterio de carisma benedictino, en Vallombrosa.
Pronto recibirá ofertas para refundar o purificar Monasterios que ya existían, algo que acogerá con prudencia para evitar cualquier tipo de tentación. Cuando el Papa Gregorio VII aboga por un cambio total, él apoya esta exhortación, hasta el punto de predicar contra la simonía que es el comercio de lo sagrado, luchando también contra la relajación de costumbres, incluso entre los clérigos. El pecado de simonía recibe este nombre porque su origen está en el Libro de los Hechos de los Apóstoles.
El tema lo protagoniza Simón el mago. Este hombre cuando ve curar a Pedro lo toma por un poder terrenal y le ofrece una fuerte suma de dineros para adquirir ese don. Simón le reprende por confundir lo humano con los sagrado. Este carácter duro con el pecado y la corrupción de las almas, contrasta con la misericordia y la acogida ante los pobres a los que socorría siempre que acudían a él. San Juan Gualberto muere el año 1273 en el Monasterio de Passignano.