SANTORAL 8 OCT

Santas Tais y Pelagia: dos historias de santidad unidas en la conversión

Pelagia no era cristiana. Tais sí. Ambas tienen en común que necesitaban encontrar a Jesús en su vida. Y lo hicieron. 

Santas Tais y Pelagia: dos historias de santidad unidas en la conversión

Redacción Religión

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Una de las cosas más destacadas de Dios es su misericordia que no tiene límites y que toca los corazones cambiándoles. Es el caso de las Santas Pelagia y Tais que conmemoramos este día. Cada una de ellas tiene su historia. Pero ambas están unidas. El denominador común de sus historias es la conversión.

En el caso de Pelagia nos vamos al siglo V. Su vida se sitúa en Antioquía. Su condición de pecadora era el escándalo de todos los habitantes de esa ciudad. Todo el mundo la daba ya por perdida. Era un caso de segura condenación para los hombres. No para Dios. Dios espera la vuelta a la casa del Padre y a la vida hasta el final. Surge por casualidad el encuentro con el Patriarca Nono de Tabenas.

Su predicación llega a Pelagia. Primero la curiosidad de escuchar. Luego el remordimiento ante la conducta de una vida desordenada y, por fin, búsqueda desde la sinceridad para cambiar. Pero no era suficiente, porque hay que buscar gestos de buena voluntad para acompañar a la conversión. Y así lo hará Pelagia. Se marcha a vivir ese cambio en Jerusalén en el Monte de los Olivos, donde muere.

No es menos llamativa Tais. Ella sí es cristiana, pero la vida le ahoga esa Fe con sus afanes de mundanidad. Tampoco se esperaba nadie su cambio, pero Pafnucio, que es un anacoreta del desierto, coincide con ella. Es el momento de recordar que ha dejado mucho que desear su vida. Parece que el mismo Señor se le hubiese aparecido por el camino, porque las palabras del anacoreta son para ella las de un ser angelical que le lleva dulcemente al camino recto. Y toca reconocer los pecados, entonar el mea culpa y cambiar. Sus muchas lágrimas no le parecen suficientes hasta el punto de ir como Pelagia a hacer penitencia. Así muere con un alma purificada y pura. Es Patrona de Alejandría.

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