Santos Protomártires de Roma, victoriosos en el combate

El Señor advierte a los discípulos que sufrirán martirio por su Nombre. Sólo Los que perseveren hasta el final, se salvarán. Hoy, Domingo XIII del Tiempo Ordinario, celebramos a los Santos Protomártires de la Iglesia Romana. Durante el gobierno del Emperador Claudio, muchos judíos se asientan en Roma, así como un nutrido grupo de cristianos, siendo respetado en sus creencias. Nadie sospechaba lo que iba a suceder.

Pero una vez que Nerón asciende al trono imperial, éste manda quemar la ciudad y cuando el Senado, desconociendo la verdad, busca a los culpables, la responsabilidad recae falsamente sobre los cristianos. Todas las inquinas y mezquindades van a caer sobre ellos. A partir de entonces, se inicia una cruel persecución que se prolongará hasta el año 313, en que el Emperador Constantino publique el Edicto de Milán. En él garantizaba la libertad religiosa.

Todos los seguidores del Evangelio, acusados de ser enemigos de los intereses imperiales, son arrestados por orden de Nerón y son llevados a las cárceles romanas, a la espera de su ejecución. Unos serán crucificados, y otros caerán bajo la espada, e incluso serán llevados como pasto de las fieras. Tampoco faltarán los que sean utilizados para arder como antorchas en los palacios del César, utilizando con los niños la burla de forrarles con piel de cordero para que sean devorados por los perros salvajes.

Junto a estos, existen otros suplicios y atropellos de los perseguidores. “Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la Gloria que un día se nos manifestará porque el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Estos Santos Protomártires de la Iglesia Romana entregan su vida a Dios por la extensión de su Buena Nueva para salvar a todos los hombres.