Madrid - Publicado el
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Hay días que viven un comienzo muy especial. Hoy, por ejemplo comenzamos mes y también estamos en este I Domingo de Adviento. Muchas son las señales de las que habla Cristo en el Evangelio. Pero lo importante de todo es levantarse y alzar la cabeza porque se acerca nuestra liberación.
Será el momento de estar para siempre con Él después de su Retorno Glorioso. Esto alude a tener nuestros preparativos en esta cuenta atrás para la Navidad, para la Llegada del Señor. El Adviento tiene sus inicios en el siglo IV en el Concilio de Zaragoza. En él se pide una preparación especial entre el último domingo de noviembre y finales de diciembre para recibir al Mesías. Varios pilares tiene este Tiempo:
La Virgen María, a quien celebraremos como la Inmaculada Concepción, Prototipo del creyente que espera la Llegada del Salvador. A Ella se unen el Profeta Isaías que invita a preparar los Caminos del Señor, algo que se lee también en este Tiempo aplicado a la esperanza de la era mesiánica, así como Juan Bautista, el Precursor, que se muestra como la voz que grita en el desierto y que ha recibido la misión de preparar un pueblo bien dispuesto.
El color litúrgico hasta el 25 de diciembre, es morado, invitando a la preparación para el Nacimiento del Redentor. Continuamente la Iglesia repite: “¡Ven Señor Jesús! Así recuerda la Venida Histórica de Cristo que tuvo lugar en Belén.
Además está su Venida cada vez que le hacemos presente en el Altar, y su Venida Gloriosa al final de los tiempos. Por eso el Tiempo de Adviento tiene dos partes. En ellas, las dos primeras semanas preparan para la Segunda Venida. Las dos últimas aluden a la Venida Histórica del Salvador en Belén.