Madrid - Publicado el
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La Fe es madurez en la vida espiritual y en la vida humana. Cada uno aprovecha las Gracias hasta el punto de perseverar de acuerdo con lo establecido por la Providencia. Hoy celebramos al Beato Padre Bernardo de Hoyos. Natural de Torrelobatón en Valladolid, nace en el año 1711.
Allí ejercía en ese momento su padre como secretario en el Concejo. Su nombre completo fue Bernardo Francisco dada la festividad de San Bernardo de Claraval, el día anterior de su nacimiento y por la devoción a San Francisco de Asís en su entorno familiar.
Estudiante en los colegios de jesuitas de Medina del Campo y Villagarcía de Campos, tal fue su madurez que con tan solo 17 años emitió los votos perpetuos ingresando en la Compañía de Jesús. Su director espiritual resaltó que el adolescente poseía grandes virtudes y era por eso viable admitirle.
Estudioso de Filosofía en esos colegios, cuando estudia Teología le destinan a Valladolid. Ya en la capital vallisoletana estudia las Ciencias Sagradas en el Colegio de San Ambrosio -actual Santuario Nacional de la Gran Promesa– donde profundiza en la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la difunde, gracias a un amigo sacerdote que ha de predicar sobre el Amor Eucarístico el Día del Corpus.
Ordenado sacerdote prematuramente dada su madurez espiritual y humana enferma de tifus poco tiempo después. La Providencia había marcado su existencia con tal madurez que la dispensa pedida por los superiores para ordenarse antes de tiempo se hizo efectiva. Era necesario que se presentase ante Dios puro y transparente en su ministerio sacerdotal y su edad totalmente juvenil. El Beato Bernardo de Hoyos muere en el año 1735.