Madrid - Publicado el
2 min lectura
Entrando en la III Semana del Tiempo Ordinario, hoy nos acercamos hasta Cristo que en el Evangelio sube a la Sinagoga donde proclama la Lectura en la que se lee el Pasaje del Profeta Isaías donde se anuncia la presencia del Espíritu del Señor en su Siervo. Él va a proclamar la liberación a los cautivos, el consuelo a los afligidos, el tiempo de Gracia. Todo esto se cumple en el Maestro.
Esto provoca de momento la aprobación de todos. Curiosamente San Lucas empieza su encabezamiento bajo la dedicatoria Ilustre Teófilo. Y en este día también celebramos el Domingo de la Palabra. El origen de esta celebración procede del año 2019. Y más concretamente, el 30 de septiembre.
Coincidiendo con el 1600 aniversario de la muerte de San Jerónimo, autor de la Vulgata -Libro que traduce la escritura del hebreo al latín- el Papa Francisco publica la Carta Apostólica “Les abrió el entendimiento”. En ella instituye este día.
El Pontífice pone de relieve en el Documento la relación entre el Resucitado que abre el entendimiento a los Apóstoles y a la Primitiva Comunidad para que comprendan lo que el Señor ha puesto por escrito en los Libros Sagrados.
Dicha celebración se fija después del Nacimiento de Cristo Palabra Eterna del Padre. Al mismo tiempo la hace coincidir con el Octavario por la Unidad de los Cristianos. Así se pone de relieve el elemento que nos une a todos los creemos en Cristo, que es su Palabra. Los Santos siempre han profundizado en esto.
San Pablo en sus cartas recuerda que la Palabra de Dios es útil para enseñar y corregir. Según la tradición San Agustín en el momento más crucial de su noche oscura encontró la Palabra de Dios a sus lado y una voz le dijo: “Toma y lee”.