EL SANTORAL DEL DÍA

La Natividad de Nuestra Señora: El Nacimiento de la Virgen María

Comentado por Jesús Luis Sacristán

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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La Fe es apertura y contrasta con la cerrazón de muchos corazones. De la misma forma que el sordomudo del Evangelio de esta jornada. Varios hombres con confianza le presentan a Jesús un sordo que apenas podía hablar. La espera de ser curado se cumple y el Señor le toca los oídos y le hace oír. 

Ellos se lo agradecen pero no cumplen la petición del Maestro de no decírselo a nadie y cumplir con lo prescrito por Moisés en su Ley. En este Domingo XXIII del Tiempo Ordinario, día, mariano por excelencia, celebramos la Natividad de la Virgen, una fiesta que la Iglesia sitúa nueve meses después del 8 de diciembre, Solemnidad en el que se celebra la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios. 

El origen de esta celebración se encuentra, siguiendo a los Padres de la Iglesia, en el siglo VI en la Iglesia de Oriente. Concretamente, en Bizancio se cerraban así los días que seguían a la Fiesta de la Dormición. Era como una forma de volver a empezar lo que en breve será el Nuevo Año Litúrgico. Un siglo más tarde, es asumida como festividad en la Iglesia de Occidente. 

Para ello, en Roma se hacía una Procesión-Letanía hasta la Basílica de Santa María La Mayor. María, concebida sin pecado original, es el orgullo de nuestra raza. Ella es la Hija de Sión que se alegra porque el Señor le ha enriquecido con sus dones. Es el orgullo de nuestra raza. Su Nacimiento es motivo de gozo para la humanidad, pues de ella nacerá Cristo, Salvador y Redentor del género humano. 

El Nacimiento de María, es, por tanto, el anticipo y el anuncio inmediato de esta Obra de la Redención. Así lo asegura San Juan Damasceno en una Homilía suya con motivo de la Natividad del Señor.

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