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Nuestra Señora del Rosario

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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Un hijo siempre muestra su ternura hacia la madre. De esta misma forma la Iglesia siempre ha mostrado el Amor hacia la Virgen, que es su Madre. Una de esas muestras se plasman en la festividad de hoy: Nuestra Señora La Virgen del Rosario. Los orígenes de esta Devoción se remontan al siglo X. 

En el Monasterio Benedictino de Cluny había Monjes -también en la rama femenina- que hacían la oración de los Salmos llamada Coral. Pero también había otros que se dedicaban al trabajo más especialmente, y empezaron a rezar 150 Padrenuestros para tener una fuerte experiencia de oración. En el siglo XII, dentro del Císter, se va a promover el culto a la Virgen. 

San Bernardo de Claraval tiene gran Amor hacia la Señora del Cielo hasta el punto de que empieza a difundir la Devoción a María Madre preferentemente, por encima del concepto de Reina. Aún no se conoce el Avemaría, pero se recita la primera parte, como un saludo, igual que le dijo el Arcángel Gabriel. A ello se une lo que será la segunda parte y sustituye a los 150 Padrenuestros. 

También empiezan las correas con puntos para llevar las cuentas en el siglo XIII. Los dominicos, franciscanos, carmelitas y agustinos lo propagan. De hecho, La Virgen se le aparece a Santo Domingo y le entrega el Rosario para que lo divulgue. Cuando decae este fervor, el dominico Alano de Ruspe relanza la Devoción. 

Y será el 7 de octubre de 1571 cuando los cristianos vencen a los turcos en la Batalla de Lepanto. El Papa San Pío V, en acción de gracias, instaura la Virgen del Rosario. Ahí introduce las tres partes del Rosario originales que son los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos. Por fin San Juan Pablo II, en el siglo XXI introduce los Misterios Luminosos. Tanto Benedicto XVI como Francisco han promovido el rezo del Santo Rosario.

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