San Francisco de Borja, jesuita

Comentado por Jesús Luis Sacristán 

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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La Gracia Divina siempre toca el corazón de los hombres. Hoy celebramos a San Francisco de Borja. Su encuentro con el Señor le hizo descubrir al Dios de la Vida que derrama su Amor sobre todos. Este Santo español nace en Gandía (Valencia), en 1510, en el seno de una familia ducal, como eran los “Borja”. Entre sus parientes se encuentra el Papa Borgia, Alejandro VI. 

La presencia de Francisco fue significativa en la Corte del Emperador Carlos V donde desempeñaría grandes servicios. 

La estancia en Palacio de este esposo y padre de ocho hijos fue ejemplar ante todos los cortesanos. Sin embargo, la Providencia le iría encauzando a una mayor vivencia de la Fe, a través de las circunstancias de la vida. Era como una perfección mayor que el Cielo le tenía reservado. Algo así como le pidió Jesús al joven rico con la diferencia que ese se echó atrás y el Santo Francisco siguió sin vacilar. 

La ocasión se presentó en el fallecimiento de la Emperatriz Isabel. Cuando fue a ver el cadáver tras la triste noticia de su muerte, quedó hondamente impactado del deterioro que había sufrido aquella mujer, en otro tiempo tan bella, por lo que se dijo: “Nunca más volveré a servir a señores que se puedan morir”. 

Así pudo decir con San Pablo: “Todo lo estimo pérdida, comparado con Cristo”. Después de morir su esposa, él siente que los caminos de Dios le guían a otra vocación distinta a la que había vivido hasta ahora. Por eso ingresa en la Compañía de Jesús fundada por el también español, Ignacio de Loyola, tras entablar amistad con los jesuitas Araoz y Fabro.

 Una vez dentro de ellos fue designado Superior General, siendo un gran servidor de todos, y dotado de sencillez, sabiduría y santidad. Todo esto le hizo un gran difusor de la tarea misionera en el seno de la Comunidad Eclesial. San Francisco de Borja muere en el año 1572.

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