Santa Bárbara

La Sencillez y la Majestad de Dios que se acerca siempre ha sido acogida por sus almas escogidas, porque se han abierto a Él. Hoy es Santa Bárbara. Su vida fue una información sobre los cristianos, que se transformó en curiosidad por conocerles, hasta formar parte de ellos. Nacida en el siglo III su lugar se sitúa entre en la actual Turquía o en Líbano. 

Su padre es un pagano, hombre de tratos sucios y amante del dinero y del poder. Protector obsesivo por su hija, su máxima preocupación es que admiren su belleza. Pero hay otra causa más preocupante para él: Como enemigo que es de los cristianos, encierra a su hija en una torre, para evitar que sea cristianizada. 

Incluso manda a visitarla maestros e instructores paganos para asegurarse que no seguirá a Cristo. Sin embargo contra todo pronóstico algunos de los visitantes son fervientes seguidores de Jesús de Nazaret y comienzan a instruirla hasta que Bárbara se convierte y bautiza. Así se hace cristiana. Sin explicar nada a sus vigilantes les pide que abran otra ventana en la torre para que sean tres. 

Con eso ella reflexiona en torno a la Santísima Trinidad. Pero a la vuelta de sus asuntos el padre se entera de que se ha convertido y le denuncia, tras una acalorada discusión con ella y ver que no deja su elección por Cristo. Llevada al lugar del suplicio, sufre muchos tormentos. Es conducida, por ejemplo, a un potro. 

Condenada a morir decapitada, una tradición subraya que el propio padre le decapita. Otras fuentes destacan que el padre evitando el tormento para su hija porque eso sería una humillación, le clava un puñal. Al volver de allí a casa, un rayo parte a su padre en dos. Por eso Santa Bárbara es protectora contra las tormentas.