EL SANTORAL DEL DÍA

Santa María de la Cabeza, esposa de San Isidro

Comentado por Jesús Luis Sacristán

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La sencillez con que uno puede hacer las cosas es motivo de que Dios se lo premie. Porque de los pequeños es el Reino de los Cielos. Esta fue la manera de actuar de Santa María de la Cabeza, esposa de San Isidro Labrador y madre de San Illán. Su origen se remonta a Madrid o alrededores. Su familia era de ascendencia mozárabe, como sucedía con la rama de su esposo. 

Mozárabes se denominaban a los cristianos cuyos orígenes estaban en las zonas donde dominaban los musulmanes. Sus ocupaciones no tenían que ver con grandes cosas de las que el mundo sólo valora. La santidad la labró en el día a día en su hogar y en la atención a su esposo. Al mismo tiempo, cuida de su hijo para que crezca integralmente en el aspecto espiritual y humano. 

Es una mujer ejemplar a los ojos de todos. Los dos esposos tenían un denominador común, que era ofrecer su jornada a Dios cada día. También tenían gran devoción a la Virgen de la Almudena, Patrona de Madrid. María de la Cabeza vive su trabajo, se acepta con su fallos y defectos, de los cuales pide perdón al Señor también a diario. 

Pero no escapa a los comentarios de su vecindario. La envidia es mala consejera y esos comentarios rodean a estos esposos y a su hijo.  Precisamente, un día, unos hombres se acercan a Isidro para preguntarle si sabe lo que hace su esposa cuando va hacia el río cada mañana. El santo varón no duda ni mucho menos de su esposa, pero quiere seguirla por comprobar de dónde salen esos rumores. 

La sigue con prudencia y observa con paz cómo ella cruza el río, una vez que extiende su pañuelo a modo de barquillo. Todavía aumenta más el testimonio de la familia ante los demás. Cuando muere Isidro, María retorna a la antigua casa de la Virgen. Allí estará hasta que muera colmada de años.

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