Santoral: San Próspero de Aquitania: humilde trabajador en la Viña del Señor

Recuerda un viejo dicho que para Dios todos somos necesarios pero nadie es imprescindible. Esa necesidad creada hace que la Providencia valore igual el cometido de cada uno sea laico o consagrado. Hoy la Iglesia nos presenta a San Próspero de Aquitania. No hablamos de un hombre erudito, sino de un fiel trabajador en la Viña del Señor. Su vida transcurre entre los siglos IV y V.

De esos sobre los que San Pablo habla recordando que coge lo que no cuenta para anular a lo que cuenta. Pues eso se da en este Santo. Hombre de gran fervor y espiritualidad, en el año 428 escribió una carta a San Agustín para que le ayudase frente a la herejía semipelagiana. Era el tiempo del pelagianismo que tanto daño había hecho en la Iglesia.

La desviación había influído mucho en el cristianismo ya que decía que el hombre no podía cooperar a la Gracia Divina para salvarse. Era como un anticipo del protestantismo aunque siglos antes. Esto provocó una guerra de religión. Dado que el conflicto iba en aumento, incluso algunos pastores de esa zona se enzarzaron, abandonado las tesis de la Fe Cristiana, Próspero fue a Roma pidiendo al Papa Celestino I que interviniese. Entonces el Pontífice le dio una carta para los obispos de Provenza animándoles a sembrar la paz y poner fin a esas desviaciones.

Siempre había que poner la confianza en Cristo, el Único que une y salva. Según la historia San Próspero de Aquitania fue secretario del Papa San León Magno. Su reflexión y oración le hicieron poner por escrito todo aquello que habían aprendido de San Agustín y sus libros teológicos en defensa de la Fe contra las herejías que azotaban esos momentos la Barca de Pedro. Muere en torno al año 428.