Santos Emeterio y Celedonio, mártires por Cristo

Los Santos siempre se han unido al Señor que destruye el templo del hombre viejo para reconstruir el del Hombre Nuevo. Hoy es III Domingo del Tiempo de Cuaresma donde contemplamos la expulsión de los mercaderes del Templo. Es el signo de Cristo que lleva a plenitud la Alianza de Dios con su Pueblo. De esa Alianza brota la Iglesia y de ahí germina la Santidad de personas como Emeterio y Celedonio, cuya festividad conmemoramos hoy.

Ellos sufrieron la muerte de su vida pasada y el abrazo del Señor Resucitado en el martirio. Muchos relacionan su nacimiento en Calahorra –Logroño-, donde también fueron martirizados, padeciendo por el Señor Jesús, mientras otros les sitúan en León. Precisamente en la Iglesia del Salvador de Calahorra se conservan las actas del hecho martirial. La prueba que sufren estos dos miembros del ejército, después de ser reconocidos sus méritos, es doble.

O servir a los dioses romanos y vivir, o seguir en la Fe del Señor Jesús y ser ajusticiados. Cuando optan por esta segunda idea, son encarcelados con el fin de que reflexionen y cambien de parecer. Pero reafirmados en el seguimiento de Cristo, dejarán claro que, tal y como el Maestro habla en el Evangelio, “Hay que dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y en clara alusión a esto, aseguran que, desde su servicio como militares de Roma, ya han dado lo que era propio del Emperador.

Así son condenados a la pena de muerte, fijando como lugar de la ejecución el río Cidacos. La Providencia se servirá de sus dotes de recios soldados, para hacerles fuertes en el combate definitivo. Los presente fueron testigos de cómo sus almas subieron al Cielo y, muy pronto los calagurritanos dieron culto, a los Santos Emeterio y Celedonio que, actualmente, son sus santos Patronos y protectores.