Madrid - Publicado el - Actualizado
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Con el suelo mojado, a 90 km/h, se necesitan 32 metros más para detener el vehículo.
Los riesgos que provoca la lluvia en la seguridad vial son múltiples. De un lado reduce la visibilidad del conductor, pero también crea peligrosas balsas de agua, hace que un lecho de hojas caídas se convierta en una pista de patinaje y, lo más grave, aumenta peligrosamente la distancia de frenado. Con el suelo mojado, a 90 km/h, se necesitan 32 metros más para detener el vehículo. Para superar todas estas dificultades, es necesario extremar la prudencia y seguir los siguientes consejos al pie de la letra.
La visibilidad, la pieza clave
Empecemos por una buena base: la limpieza de nuestro vehículo. El cristal del parabrisas es nuestra ventana a la carretera y si tiene restos de grasa o suciedad cuando empiecen a caer las primeras gotas de lluvia la visibilidad del conductor se reducirá dramáticamente. La solución es sencilla: limpiarlo bien antes de salir de casa. Por el mismo motivo, ver bien lo que nos rodea, las escobillas limpiaparabrisas también deben estar en buen estado, tanto las delanteras como las traseras, para que hagan de forma correcta el barrido del agua de lluvia. Si las escobillas ya tienen un año, el coche ha pasado el verano al sol o no se han usado durante mucho tiempo, es mejor cambiarlas por unas nuevas. Para completar su cuidado otro factor a tener en cuenta es el nivel del líquido del limpiaparabrisas que debe ser chequeado antes de que comiencen las primeras lluvias. El siguiente riesgo para la visibilidad en los días invernales lluviosos es el empañamiento del parabrisas. La combinación de lluvia y frío hace que, inevitablemente, las lunas del coche se empañen. En esos momentos, lo más adecuado es mezclar el aire acondicionado con el calor de la calefacción y dirigir esta mezcla hacia la luna delantera. En pocos minutos el coche se habrá desempañado. Es recomendable comprobar si están cerradas las salidas de aire, puesto que con ellas cerradas no servirán de nada estos consejos.
El valor de la iluminación
Puestos a revisar todos los sistemas que tienen que ver con la visibilidad del vehículo, es importante no olvidarse de las luces. Si el parte meteorológico prevé lluvia, antes de salir a la carretera hay que comprobar que no hay ninguna luz fundida y que todas ellas están niveladas no sólo para que no deslumbren a los demás, sino también para que nos muestren correctamente nuestro camino en condiciones adversas. La iluminación es tan importante que hasta se recomienda llevar las luces de posición y de cruce encendidas bajo la lluvia (si el vehículo no posee luces diurnas). Un estudio del Centro de Investigación de Accidentes de la Universidad de Monash, (Australia) publicado en la revista Journal of Safety Research, indica que llevar las luces encendidas de día reduce un 8,8% el riesgo de accidente.
Evitar el acuplanin
La velocidad, capacidad para frenar y adherencia sobre el pavimento mojado dependen en buena parte del estado de los neumáticos, los auténticos responsables de evitar el temido acuaplanin. La normativa establece que la profundidad del dibujo de la banda de rodadura no debe ser inferior a 1,6 mm, pero los expertos recomiendan que no sea menor de 3 mm para asegurar un buen agarre, especialmente cuando llueve, y así reducir el riesgo de que el vehículo “patine”. Una forma rápida de chequear el estado de los neumáticos es comprobar el indicador de fábrica: un logotipo o un triángulo con las siglas TWI que aparece impreso en el flanco del mismo. Si el neumático está próximo a ese límite de desgaste, hay que cambiarlo cuanto antes.
Mantener la distancia de seguridad
El otro “must” de los sistemas a revisar para enfrentarse a la lluvia en unas condiciones óptimas son los frenos: hay que comprobar el estado tanto de las pastillas como de los discos de freno en el taller. Que el vehículo responda de forma correcta ante los imprevistos es especialmente importante cuando llueve. Debemos tener en cuenta que la distancia de frenado aumenta con la lluvia llegando, en algunos casos, a duplicarse. Por ello cuando está lloviendo se necesita tiempo extra para reaccionar y este sólo se consigue dejando una distancia mínima de cinco segundos con el resto de coches.
En los días lluviosos debemos extremar la atención en la carretera, aunque nuestro vehículo cuente con sistemas de ayuda a la conducción ADAS. Un estudio de 2022 realizado por la Asociación Estadounidense del Automóvil concluyó que las gotas de lluvia influían negativamente en la capacidad de medir las distancias con precisión de estos sistemas. Por su parte, una investigación coreana también apuntaba a que cuando la lluvia excedía los 20 mm de precipitación el sensor ADAS no operaba independientemente de la velocidad del vehículo. Nada sustituye a la atención del conductor.
Para más información consulta la web de la DGT.
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