Conoce a Marcos Casado: el nuevo colaborador de 'CLASSICS' que se sienta junto a Garci, este viernes, en TRECE

El joven editor de 'CLASSICS' se estrena como colaborador, este viernes a las 22h, durante la emisión del programa que analizará la película 'El tesoro de Sierra Madre'

Conoce a Marcos Casado: el nuevo colaborador de 'CLASSICS' que se sienta junto a Garci, este viernes, en TRECE

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

12 min lectura

Cada viernes, a las 22h, ‘CLASSICS’ lleva los espectadores de TRECE por un viaje inigualable a través de los clásicos, que como el propio Garci explica, “son especiales porque están bendecidos por algo maravilloso”. ‘CLASSICS’ desgrana las mejores cintas de la historia del cine, desde el Hollywood clásico hasta el mejor cine español. Hasta la fecha, se han analizado largometrajes desde 'Ciudadano Kane' de Orson Welles, hasta 'La tumba india' de Fritz Lang, pasando por 'El Mago de Oz' de Victor Fleming.

Este viernes podrás disfrutar de un nuevo episodio de 'CLASSICS' donde se analizará 'El tesoro de Sierra Madre' de John Huston. Para ello contarás con la ayuda de grandes amantes y conocedores del séptimo arte como Oti Rodríguez Marchante y Pedro García Cuartango; pero en esta ocasión la tercera silla de los colaboradores la ocupa una cara desconocida y gran apasionado del cine que, desde el primer día de emisión, ha estado tras las cámaras, editando el programa. Marcos Casado forma parte del equipo de 'CLASSICS' y el mismísimo José Luis Garci le invitó a debatir junto a ellos. ¿Quién es Marcos Casado? ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Cuál es su conexión con el cine? En TRECE hemos hablado con Marcos para descubrir todo sobre el joven editor que, este viernes, se sienta junto a Garci:

Marcos Casado, un nuevo colaborador en 'CLASSICS'

¿Cómo te propuso José Luis Garci participar en la tertulia de CLASSICS? Fue claro, conciso y para mí, totalmente inesperado. Básicamente, me dijo algo así como “calienta, que sales”. Estábamos grabando ‘¡Them!’ (‘La humanidad en peligro’) cuando José Luis reparó en la camiseta que yo vestía aquel día con el busto de Jack Nance en ‘Cabeza borradora’. En ese primer momento José Luis no cayó en que se trataba de la primera obra de David Lynch y como supongo que se me llenó la boca e iluminaron los ojos hablando de esa película tan importante para mí, me dijo la frase que antes he citado mientras comunicaba al resto de contertulios que iba totalmente en serio y me describía como un gran cinéfilo. La verdad que fue todo un elogio y aunque nunca he tenido la pretensión de salir delante de las cámaras, no dudé en ofrecerle mis servicios siempre que quiera.

¿Cómo te preparaste para debatir sobre la película? ¿Te dio algún consejo Garci? Consejo ninguno. Me dio cancha libre. Supongo que algo vio en mí para fiarse de mis aptitudes cuando, en verdad, todavía estábamos conociéndonos. Esa intuición y libertad también me llenaron de orgullo y me dieron confianza.

Para prepararme el coloquio sobre ‘El tesoro de Sierra Madre’ hice todo lo que estuvo en mi mano y que hago con mucho agrado cada vez que tengo que estudiar o acercarme a una película para trabajar sobre ella. En este caso lo primero que hice fue comprarme el libro homónimo de B. Traven en el que se basa la película, y otro libro de una Universidad de Nueva York que desgrana el trabajo de John Huston como adaptador de novelas al celuloide que viste el séptimo arte. Luego, de las bibliotecas públicas, saqué prestado algunos libros más sobre Huston y su familia. Y, por último, me vi un documental sobre la película y como no podía ser de otra forma, revisé ‘El tesoro de Sierra Madre’ un par de veces. Una tomando notas de cosecha propia y la otra escuchando el comentario de un biógrafo de John Huston. La verdad que llegué con material para varios programas, o cuanto menos, para poner un mercadillo al acabar la grabación (risas).

La cara oculta de 'CLASSICS'

Eres el editor del programa, ¿Cómo de diferente es pasar de estar detrás de las cámaras a sentarte en la mesa de 'CLASSICS'? La mayor diferencia supongo que reside en el estado de nervios: cuando no aparezco en pantalla soy “el hombre tranquilo”. Sin embargo, si me avisan para acudir de contertulio y siguiendo con símiles cinematográficos, me noto como “el pequeño hombre menguante” en el sentido de no estar a la altura de José Luis Garci, así como del resto de sabios colaboradores.

Pero bueno, a la hora de la verdad como el formato de José Luis es tan orgánico como las charlas que puedas mantener con tus amigos cuando sales de ver una película en el cine, los nervios se disipan rápido y en seguida me noté cómodo. Además, me sentí muy arropado por los comentarios de José Luis, así como con los de Oti Rodríguez Marchante y Pedro García Cuartango, personas a las que ya admiraba antes de conocerlos en persona.

¿En qué consiste tu trabajo como editor? ¿Cómo preparas cada cita de los viernes? La gran mayoría del listado de películas que emitimos en Classics las he visto. Pero tanto si las he visto una vez, como diez mil, antes de editar el programa, las vuelvo a ver para no perderme ningún detalle. Así, cuando se hable de ciertas escenas de la película que se está desgranando, puedo encontrar ese fragmento al que se están refiriendo en la tertulia y enseñárselo al resto de espectadores.

José Sánchez, el productor de José Luis, también me allana mucho el camino: entre otras cosas, él se encarga de pasarme el listado de invitados, así como el material fotográfico con el que visto la introducción antes de la emisión de la película. Esas fotos las pido a nuestro departamento de postproducción y luego las puedo emplear para enseñar ciertos fotogramas o cartelas de las películas, sin hacer spoliers o destripar nada a 24 fotogramas por segundo (25 en realidad cuando somos televidentes).

Luego, como habrán reparado nuestros espectadores, cuando la película es en color se mantiene esa colorimetría, pero si el film es en blanco y negro, viro la imagen hacía esa monocromía con el programa que edito.

En cualquier caso, si el trabajo sale adelante es por el engranaje que formamos todo el equipo: los que salen en pantalla y luego los que están detrás como el realizador, los cámaras, sonidistas, maquillaje, gente de atrezzo

¿Podrías contarnos alguna anécdota del programa? No creo que importe que cuente este pequeño secretillo: no se habla de la película sobre la que va a girar el programa, hasta el momento mismo de la grabación. Creo que es un deseo de José Luis que posiblemente mezcle superstición con la intención de no perder frescura a la hora de analizar la película. Tiene sentido desde luego.

Conoce a Marcos Casado: el nuevo colaborador de CLASSICS que se sienta junto a Garci, este viernes, en TRECE

Marcos Casado: su pasión por el séptimo arte

Queremos conocerte. ¿Eres amante del cine? ¿Desde cuándo? Me considero hijo del Dios Cine y de la madre Filmoteca (risas). Ahora, en serio, amo el cine desde que tengo uso de razón. Mi madre me transmitió esta pasión desde que nací, llevándome a ver todos los cines posibles. Viendo desde películas de Disney hasta de terror (mi madre siempre ha fardado de hijo diciendo que ni lloraba viendo ‘Aliens’ siendo un bebé). Nunca trazó una línea roja sobre algún género u época. De hecho, tenía mis propias plataformas de VOD con un extenso catálogo escrito por ella: se trataba de los cuadernos donde anotaba las fichas, sinopsis y números de cintas VHS y Betamax que almacenaban decenas de películas que grabó durante años de la televisión. Esos reproductores de vídeo, se convirtieron sin darme cuenta en dos de mis primeros juguetes.

No es peloteo cuando afirmo que uno de los programas que más nutrieron esas cintas y que yo pude seguir en antena de manera casi religiosa, fue el germen de ‘Classics’, el ‘¡Qué grande es el cine!’ de José Luis Garci. Ese programa me descubrió auténticas maravillas cuyo impacto aún resuena dentro de mí. Por ejemplo, recuerdo ese mágico final de ‘Milagro en Milán’ de Vittorio De Sica o la colosal ‘Los siete samuráis’ de Akira Kurosawa, probablemente la primera película japonesa que vi, de la que obtuve la noción de que una película de tres horas y media y en blanco y negro, podía llegar a ser sobradamente entretenida. Ya podrían aplicarse el cuento hoy en día los fabricantes de películas, supuestamente de aventuras, de acción a todo color, de superhéroes superaburridos… Pero esto es otra historia.

Sé que igual me estoy excediendo, pero no quiero acabar de contestar a esta pregunta sin incluir una tercera parte muy importante y que siempre cito, junto a las otras dos razones, como otro de mis pilares en mi devoción hacia las películas: ir al autocine de Dénia. Desde pequeño tuve la impresión de que un lugar tan cinematográfico para ver películas era como meterme en una de ellas. Además, eran (y siguen siendo) sesiones de dos y hasta tres películas. ¿Se os ocurre algo que lo pueda mejorar? Pues sí, comerte un blanc i negre que puedes comprar ahí. Y aunque por su nombre podrías estar comiéndote un trozo de ‘Casablanca’, es algo que deja un regusto parecido en los paladares más exigentes: un bocadillo de butifarra y morcilla.

¿Pensaste alguna vez en trabajar con José Luis Garci? Nada más alejado de la realidad. Verme trabajando codo a codo con él me produce una sensación como soñada. Ya os digo que he crecido con ese formato y me gusta escucharle también en las radios y podcast donde participa. Así que me siento como una especie de Buster Keaton en ‘El moderno Sherlock Holmes’ o James Woods en ‘Videodrome’. A veces dudo de si el cinematógrafo ya ha acabado de engullirme. De arrebatarme como diría Zulueta.

¿Cuál es, para ti, ese gran clásico del cine que te ha marcado? Creo que el concepto de clásico, depende un poco de la concepción de cada persona. Pero si me ataño a lo que suele entenderse como clásico canónico, lo tendría muy claro: ‘King Kong’. Ni que decir tiene que me refiero a la versión de 1933 de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack. Es una de esas películas que casi quemé la cinta del Betamax. Me la ponía casi cada tarde y todavía me encanta cada vez que la veo. Es un ejercicio apoteósico de originalidad, ingenio, planificación y de oficio artesanal. La imagen del gorila subido al Empire State, es de esos instantes no tan abundantes en el cine, que se quedan en la memoria colectiva de la humanidad. Y hablando de humanos, me parece genial que los directores lograsen que empaticemos con una criatura que come hombres sacrificados en su isla y que destroza gran parte de una metrópoli por el amor incomprendido hacia una mujer. Vamos, creo que no soy el único que habrá llorado viendo morir a King Kong tras luchar contra las avionetas.

¿Qué película te gustaría ver en 'CLASSICS'? Me cuesta responder de manera concisa a esta pregunta, porque es como si frotase una lámpara mágica o comenzase a escribir una carta a los Reyes Magos. No sabría dónde poner el límite, así que intentaré sintetizar para acabar: si nos ceñimos al tipo de películas y épocas que más hemos visto estos meses en ‘Classics’, me encantaría que el público vea dos peliculones de dos de mis directores favoritos, aunque justo estos dos títulos pocas veces se encuentran en las listas de sus mejores películas, cuando a mí me parecen de lo mejor de la historia del cine en general. Esas películas son ‘Solo los ángeles tienen alas’ de Howard Hawks y ‘Gentleman Jim’ de Raoul Walsh. De la primera lo que más valoro es su mecanismo de bomba de relojería perfecta, cuando por el argumento, la película sobre el papel creo que podría haber tenido muchas papeletas de ser un bodrio. Y la segunda me gusta, entre otras muchas cosas, por las lecciones para vivir que puedes extraer de las victorias y sobre todo de las derrotas que viven sus boxeadores.

De épocas parecidas también me encantan y disfrutaría editando o participando en programas que versen sobre ‘Los viajes de Sullivan’, ‘El demonio de las armas’ o ‘Breve encuentro’.

Aprovechando la veda abierta por David Lean, votaría por otras películas inglesas como ‘Barry Lyndon’, ‘Peeping Tom’, ‘El sirviente’, ‘Robin y Marian’ o las de mi idolatrado Alfred Hitchcock. Por ejemplo, me maravilla ‘Frenesí’ y no es tan comentada como otras de su director. Pero vamos, si ponemos otras americanas como ‘Vértigo’, ‘Psicosis’, ‘La ventana indiscreta’ o ‘Los pájaros’, bienvenidas serán todas ellas.

Volviendo a Europa y citando a Lola Flores, “como me la maravillaría yo” si emitiésemos alguna película de Tarkovski, Bresson o Bergman.

Siguiendo la expansión de las fronteras, incluiría películas italianas de Fellini, Visconti, De Sica, Scola, Rosselini o Pier Paolo Pasolini (que además este 2022 se cumple el centenario de su nacimiento) o asiáticas como las del indio Satyajit Ray o de los japoneses Ozu, Mizoguchi o sobre todo las de “El Emperador”: Akira Kurosawa.

De hecho, una de mis películas favoritas es ‘Dersu Uzala’. Película que, si se pusiera en los colegios, creo fervientemente en que el mundo sería un lugar mejor. Y entronca con otra película llena de buenos valores que es de las que más me han marcado en mi vida y que creo que tendría mejor cabida en el programa: ‘Las aventuras de Jeremías Johnson’ de Sydney Pollack con un genial y carismático Robert Redford que siempre ha sido de mis alter ego.

Y si hablamos de referentes, hay dos directores que siempre he considerado como de mi familia. En serio, una especie de abuelo y padres cinematográficos: por un lado, Sidney Lumet ('12 hombres sin piedad') y por otro, John Cassavetes (‘Maridos’).

Por último, puestos a desear, podrían emitirse otro tipo de clásicos. Desde películas de décadas más recientes como ‘El padrino’, ‘Toro salvaje’, ‘Uno de los nuestros’, ‘El juego de Hollywood’, ‘Delitos y faltas’, ‘Manhattan’, ‘Harold and Maude’, ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’, ‘Pozos de ambición’, ‘Una historia verdadera’, ‘El hombre elefante’, ‘La cinta blanca’, ‘Fargo’, ‘Reservoir Dogs’ o ‘Pulp Fiction’; pasando por películas de animación como ‘Fantasía’, ‘Dumbo’, ‘American Pop’ o ‘El viaje de Chihiro’; filmes de terror como ‘Alien’, ‘La cosa’ o ‘La matanza de Texas’; hasta llegar a poner algunos ejemplos de cine mudo de grandes maestros como Fritz Lang (‘El doctor Mabuse’), Murnau (‘Amanecer’), o Buster Keaton (‘Siete ocasiones’).

Por pedir que no quede. Lo importante (aparte de amar), es que siga la andadura de este programa mucho tiempo, para que la gente podamos pasar muchas noches de cine para luego soñar con la vida.

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