"Don Alvarone, cada día con más papeletas para ser procesado y juzgado"

El fiscal general del Estado ha quedado hoy otra vez en evidencia, tras las declaraciones ante el juez del Supremo, que la está investigando, declaraciones de la fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Almudena Lastra, y del fiscal de Delitos Económicos y Tecnológicos, encargado del caso del novio de Ayuso, Julián Salto. Ambos fiscales han afirmado hoy ante el juez del Supremo, como testigos, que no existe ningún protocolo de seguridad de borrado de mensajes de los móviles de los fiscales, como sostuvo el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, para justificar el borrado de sus conversaciones por WhatsApp, en su móvil, y el posterior cambio de terminal.

Lastra y Salto han confirmado con sus manifestaciones ante el juez, que el fiscal general del Estado borró los mensajes de sus móviles para evitar que fueran utilizados como pruebas en la causa que se está investigando contra él, por el presunto delito de revelación de secretos, en el caso de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Esos testimonios inciden en un supuesto de obstrucción a la justicia o de destrucción de pruebas por parte del fiscal general del Estado.

Por otra parte, la fiscal Lastra, también ha reafirmado ante el juez del Supremo, su oposición y contrariedad a que se publicara el correo electrónico con la confesión del novio de Ayuso, tal como le pidió e insistió García Ortiz para “ganar la batalla del relato”, por el riesgo que conllevaba esa decisión. La fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Almudena Lastra, ha declarado en el Supremo que le preguntó, con un tono de reproche al propio fiscal general del Estado, si había sido él quien había filtrado a la prensa el citado documento de la Fiscalía sobre las negociaciones con el novio de Ayuso para un pacto de conformidad, tras admitir este dos delitos contra la Hacienda Pública. Lastra le ha dicho al juez del Supremo que la respuesta de García Ortiz a su pregunta fue esta: “Eso ahora no importa”.

Más allá de los indicios que apuntan a la comisión del supuesto delito de revelación de secretos por parte del fiscal general del Estado, los testimonios de hoy y las investigaciones de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, demuestran el esfuerzo frenético, llamativo, sorprendente, de todo un fiscal general del Estado, por dejar en evidencia a un particular acusado de fraude a Hacienda. Menos sorprendente, claro, ese papelón, cuando se trata de un particular ligado, casualmente y sentimentalmente, a la adversaria política número uno de Pedro Sánchez.

¿Alguien duda que si el ciudadano contribuyente investigado por Hacienda, Alberto González Amador, no fuera el novio de Ayuso, se habría interesado por su caso, nada menos que todo un fiscal general del Estado? Pues eso, Don Alvarone, cada día con más papeletas para ser procesado y juzgado.