Antonio Jiménez: "Me pregunto si la reforma que pretende el Gobierno es amparar todo tipo de excesos verbales"
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La última polémica desatada a propósito de esas declaraciones lamentables del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, sobre la anormalidad democrática de nuestro país (que evidentemente daña la imagen de España en el exterior) nos lleva también a otro asunto de máximo interés. Y que tiene que ver con la libertad de expresión.
En España, existe libertad de expresión plena. No consiste en insultar al adversario, dañar a las víctimas del terrorismo enalteciendo a los criminales que asesinaron a sus familiares, quemar imágenes del rey o injuriar a la Corona o cualquier otra persona. La libertad de expresión no entiende de insultos ni de agresiones verbales. La libertad de expresión ampara la crítica y, desde luego, no aquello que supone subvertir el orden público. O, por supuesto, llegar a límites tan extraordinarios como provocar violencia, en definitiva.
Ahora se va a reformar el Código Penal para que los delitos a propósito de la libertad de expresión no sean penalizados con prisión, sino que tengan una sanción monetaria. Bueno, eso podemos valorarlo en función de la gravedad de esos insultos. Pero lo que no es de recibo es lo que ha pretendido Podemos: una reforma hasta el extremo de que ofender al rey, injuriar a la Corona, a los sentimientos religiosos, a las víctimas del terrorismo... tuvieran bula. Con la excusa de que eso es libertad de expresión. Y eso no es libertad de expresión nunca.
La libertad de expresión no lo ampara absolutamente todo. Mi libertad acaba justo en el límite donde empieza la de la persona que tengo enfrente o la de mi adversario político, en este caso. De ninguna manera se puede admitir lo que pretendía hacer Podemos. Ahora la parte socialista del Gobierno pretende hacer una reforma que no llegue al extremo de lo que pretendía Podemos. Pero lo que sí se va a hacer es, de alguna manera, no penalizar con prisión aquellos excesos verbales que se puedan cometer por parte de raperos como Hasel o este tal Valtonyc (que está huido de la justicia).
Y yo me pregunto: ¿es necesario llegar al extremo de insultar, agredir verbalmente, denigrar a una persona y considerarlo eso libertad de expresión? ¿Es necesario ofender los sentimientos religiosos de aquella otra persona que no tiene los tuyos? ¿Es necesario ofender a personas que han sufrido física y moralmente y sentimentalmente la pérdida de seres humanos porque una banda criminal les ha matado y encima se enaltece, elogia y pondera a esos criminales? ¿Eso es libertad de expresión? Eso no es libertad de expresión de ninguna de las maneras.
Entonces, me pregunto si la reforma que pretende hacer el Gobierno es amparar todo este tipo de excesos verbales. Ahora dicen que todo aquello que se pueda enmarcar en el contexto de una actividad artística puede ser hasta cierto punto comprensible y admitida. ¿Se puede admitir que un artista plástico pueda, de alguna forma, ofender mis sentimientos religiosos? Yo no lo acepto. ¿O pueda ofender los sentimientos de aquella persona que ha perdido a sus seres queridos porque una banda criminal les ha asesinado? ¿Eso es arte? ¿Por qué tendríamos que admitir eso?
Vamos a ver en qué queda esta reforma, pero me temo que al final los que van a perder son siempre aquellos que han pretendido, desde luego desde la justicia, que no se les haga más daño desde el punto de vista moral que el que ya han sufrido. Tanto desde el punto de vista religioso como desde el del terrorismo o aquellas otras instituciones que ya están hartas de que haya barra libre para castigarlas desde el punto de vista dialéctico.
Como el caso, por ejemplo, de la Corona. ¿Se puede admitir como libertad de expresión el hecho de que el rey tenga que estar sufriendo el escarnio de unos sujetos que no aceptan la monarquía? Se la puede criticar. En España hay republicanos. A nadie se le persigue por sus ideas, pero ¿tienes que estar zahiriendo, insultando, vejando al rey de la forma en la que lo están haciendo algunos?