Antonio Jiménez: "El PSOE ya pactó con la extrema izquierda populista hace cuatro años para echar al PP"

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Día tres de las postelecciones y seguimos instalados en los órdagos, en las declaraciones retóricas y en las pretensiones e intenciones de unos y otros por hacerse con alcaldías y presidencias, aún sabiendo que para algunos será imposible. Es el caso de Carmena que hoy anunciaba su intención de seguir en la alcaldía basándose en la posibilidad de que PP, Cs y Vox no se pongan de acuerdo y ella consiga recoger de nuevo el bastón de mando en una segunda votación por ser la fuerza mas votada.

Unas intenciones que tienen mucho de voluntarismo y poco de realismo. Ningún votante de las tres fuerzas condenadas a entenderse, PP, Cs y Vox, perdonaría que por personalismos y dignidades mal entendidas dejaran el Ayuntamiento de Madrid en manos de Carmena de nuevo. Por muy complicadas que pueden ser las negociaciones, ningún vecino de Madrid que les ha votado justificaría su incapacidad para ponerse de acuerdo y sacar adelante un programa de gobierno de mínimos en el que coinciden todos: menos impuestos, revertir o flexibilizar Madrid Central, luz verde a la operación Chamartín que reportará miles de puestos de trabajo y un Madrid mas limpio.

Con esto ya sería suficiente para justificar el cambio y enviar a la alcaldesa en funciones a la oposición. La realidad es la que es y los pactos obligan a que sean cosa de tres en el caso de los partidos de centro derecha. Los cantos de sirena que los socialistas , Sánchez incluido , dirigen a Ciudadanos para que aísle a los de Abascal y pacte con el PSOE, son el recurso desesperado de quienes ven peligrar muchos gobiernos municipales y algunas comunidades a pesar de haber ganado, pero que olvidan que ellos hicieron lo mismo hace cuatro años para echar al PP ganador entonces, estableciendo acuerdos con la extrema izquierda populista en muchos de esos mismos ayuntamientos y comunidades y que tampoco tuvieron empacho en negociar con separatistas y Bildu.

El órdago de Abascal amenazando a ciudadanos con dejar que gobierne la izquierda si no se sientan a negociar con ellos, refleja el momento de máximos con el que todos quieren iniciar las negociaciones. Los votantes de Vox no perdonarían a su líder que por exigir sentarse con ciudadanos, cuando pueden hacerlo con el PP y negociar directamente con el futuro alcalde, impidieran el cambio en Madrid. Ni tampoco los de ciudadanos a Rivera. Los tres están obligados a hacer de la necesidad virtud y la realidad es la que es.

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