Jiménez: "¿Por qué se da una imagen de la sanidad de Madrid tan injusta, como si fuera tercermundista?"
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El ruido de las cacerolas ha sustituido al de los aplausos. Hay hartazgo ya en la población española. Mucho hartazgo. Y no tanto por el confinamiento en sí, sino porque ven una situación muy incierta por delante. Un futuro inquietante desde el punto de vista económico. Muchos de los que están protestando en las calles, aprovechando los momentos de paseo y en sus casas con las cacerolas, piden libertad e incluso la dimisión del Gobierno. Lo hacen pensando en la situación económica que se está generando, que desde luego no se está ayudando a paliar, aparentemente, desde el Gobierno. O por lo menos no se transmiten soluciones o alternativas factibles y plausibles.
Me refiero a aquellos autónomos que están desde hace ya dos meses sin ingresar un duro en sus casas. Me refiero a los pequeños y medianos comercios, a la gente que está en los ERTEs (muchos de ellos no han cobrado y tienen que acercarse a las colas de Cáritas para poder llevar alimentos a su casa). Esa es la gente que está protestando. No sólo en Núñez de Balboa: en toda España. Es una protesta que se está extendiendo, y cada día más. Por más que el presidente del Gobierno intente prolongar este estado de alarma hasta el mes de julio prácticamente. O sea, un mes entero.
Eso es lo que la gente no entiende. No entienden, por ejemplo, que se quiera prorrogar ese estado de alarma cuando la situación económica es tan débil e inquietante. Y cuando 'felizmente' los datos sobre la evolución del coronavirus en España aparentemente están controlados. ¿Se puede abrir un poquito más la mano para que la economía empiece a respirar? Mucha gente cree que sí, y ese es el motivo de esta protesta. Y no se entiende por qué el Gobierno, aparentemente, quiere tener todo controlado hasta el último momento. Quizá para evitar que esas protestas sean más masivas.
Desde aquí, siempre hemos condenado las manifestaciones que se hacen, siempre y cuando no se guarden las medidas de seguridad. Pero lo otro es libertad de expresión. Desde casa, desde los balcones, desde las ventanas, se pueden utilizar las cacerolas, o incluso el grito de 'Libertad', o incluso pedir la dimisión del Gobierno. Eso es libertad de expresión. Esa libertad de expresión que, por otra parte, siempre han exigido los que gobiernan. Especialmente, cuando no se han recatado en pedir la República o la salida del Rey, aprovechando un aniversario de la República española el pasado 14 de abril.
Muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras por estas concentraciones, que dicen que están poniendo en riesgo la salud de los españoles y que si hay riesgos de contagios... ¡Claro que hay riesgo de contagio! Cuando no se guardan las medidas de seguridad. Pero hubo sobre todo un riesgo de contagio enorme, y se manifestó de tal manera, cuando decenas de miles de personas salieron a las calles de Madrid el 8M. Y ahí empezó todo. Esa fue una de las bombas víricas que llevaron luego a contagiar y a situar a Madrid en el foco de la pandemia. Y, sobre todo, a colapsar la sanidad de nuestra capital.
Nadie entiende por qué la Comunidad de Madrid sigue en la fase 0. Cuando hoy ha tenido, por ejemplo, 16 fallecidos y sólo cinco contagios. Preguntó la presidenta Isabel Díaz Ayuso al presidente por qué no respondía preguntas tan sencillas como estas. ¿Quién decide, qué equipos técnicos, qué gente es la que decide que Madrid no pase de la fase 0 y por qué? ¿Por qué la pasada semana no hubo informes del Ministerio y ya sí? ¿Por qué y dónde se pueden ver los informes de las demás Comunidades Autónomas, con el fin de comprobar si se exigen los mismos requisitos a todas? ¿Por qué el informe de Madrid lo ha conocido un medio de comunicación antes que la Consejería de Sanidad? ¿Por qué está dando una imagen de la sanidad de Madrid tan injusta, como si fuera tercermundista?
¿No ven ustedes (le dijo también la presidenta Ayuso a Sánchez) que están arruinando a la Comunidad de Madrid? Precisamente, con estas decisiones. Todo eso no lo respondió Sánchez, fue incapaz, en esa videoconferencia del pasado fin de semana. Así estamos. Mientras tanto, es probable que sigan creciendo las protestas.