Antonio Jiménez: "Irene Montero insiste en no condenar aquello por lo que se queja cuando lo sufre"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Quienes hemos detectado y rechazado de forma contundente a lo largo de toda nuestra vida periodística los actos vandálicos, de intolerancia, la intransigencia, la soberbia, hemos condenado, por ejemplo, actitudes y situaciones como las que vivieron políticos y personajes públicos en su momento cuando eran acosados por personas que están adscritas a la extrema izquierda o a la extrema derecha, en algunos casos también se dio, y de siempre condenábamos esas cosas, esas acciones.
Lo hicimos cuando fue escarchado Felipe González, cuando fueron acosados gente del Partido Popular, desde la vicepresidenta del Gobierno entonces, Soraya Sáenz de Santamaría, a su portavoz en Europa, González Pons, u otra gente a la que se encontraban, por ejemplo, saliendo del AVE y se le hacían ese tipo de acosos violentos y, sobre todo, de intransigencia total y absoluta, o aquellos como Rosa Díez a los que no le dejaron hablar en la universidad. Allí estaba entre otros el señor Iglesias vicepresidente del Gobierno, y su esposa, la ministra Igualdad, Irene Montero, que ahora están siendo objeto de esos escraches, de esos acosos, de esos actos que rechazan.
Y nosotros también rechazamos, no queremos que se produzcan en sus domicilios. Ella, incluso, la ministra de Igualdad, pues ha llevado el caso a los tribunales y ha denunciado, al parecer, a una concejal de Vox de Galapagar que con su cacerola ha ido uno y otro día a manifestarse, a protestar a su casa y, sobre todo, a pedir que se vaya a Venezuela incluso. Lo ha llevado a los tribunales y será los tribunales los que determinen en función del acto ilícito o no, si es condenable o no esta concejal de Vox.
Pero insisto, más allá de que tenga una condena penal o no este acto, nosotros siempre lo hemos rechazado. Ahora bien, a lo que vamos, no escarmienta en cabeza ajena. ¿Por qué digo esto? Al final ellos siguen impulsando actos vandálicos y no los condenan. Me refiero, por ejemplo, a lo último que ha pasado en Palma de Mallorca. Una concejal del partido Podemos correligionaria o militona del señor Iglesias y de la ministra de Igualdad, Irene Montero, bueno, pues más o menos dijo que había que derribar la estatua del santo fray Junípero Serra que está erigida en Palma de Mallorca, al que se considera el colonizador de California. Fue un hombre que no solamente atacó la esclavitud, rechazó la esclavitud, sino que, además, acogió a los indígenas. Era un hombre de religión, hombre de paz, de corazón y misericordioso y por eso está ahora mismo santificado.
Bueno, pues esta señora de Podemos siguiendo la corriente EE.UU. pide que se derribe su estatua en Palma. Al final no se ha derribado, pero ha llegado un vándalo y ha puesto racista, etcétera. Ha sido preguntaba la señora Montero, ministra de Igualdad, en Televisión Española hoy y, claro, le han preguntado: ¿Usted condena esto? Y varias veces que le han preguntado ha insistido lo mismo: “E una reflexión que se está produciendo en muchos países a raíz del movimiento de que las vidas negras también importan. Mi opinión es que lo importante es que como sociedad hagamos una reflexión crítica de nuestra historia”. Le han insistido otra vez, que podía haber dicho naturalmente que rechazamos los actos vandálicos, los actos de intolerancia, los actos violentos. Rechazamos todo aquello que luego nos quejamos cuando lo sufrimos en carne propia No, no, la señora Montero ha insistido: “El debate no es tirar estatuas sino entender quiénes son esos personajes históricos, qué han hecho y cómo sociedad saber y como país ver qué valores defendieron o defendemos y analizarlo de una manera crítica. Centrar el debaten en si hay que tirar una estatua es inadecuado porque representan parte pasado”.
Con lo fácil que hubiera sido que hubiera dicho que estamos en contra de los actos vandálicos y que eso representa el pasado y ahora analizaremos si este hombre fue una persona de bien o una persona de mal, pero insisten en no condenar aquello que luego sufren y se quejan por lo mismo que previamente han tenido la oportunidad de rechazar. A ver si le sirve de ejemplo algún día.