Carmen Posadas desvela en TRECE sus secretos literarios: “Si alguien me cae mal, lo pongo en un libro y..."

La periodista y escritora se ha subido a 'La Azotea', con Antonio Hueso y María Ruiz, para relatar sus años viviendo en Moscú y cómo su padre le inculcó el amor por la literatura

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"La azotea de medianoche" te trae el mejor entretenimiento, cada noche, en TRECE. El 'late night' conducido por María Ruiz y Antonio Hueso ha tenido, este lunes, a una invitada muy especial: Carmen Posadas. La escritora vivió y se casó en Rusia y relata cómo está viviendo la invasión: “Lo vivo con mucha pena porque es gente que se hace querer. Los rusos son capaces de todo lo mejor y todo lo peor y ahora están demostrando todo lo peor. Nosotros tenemos la sensación que Rusia es el país de los oligarcas, pero hay una mayoría de la población que sigue viviendo como en la Unisón Soviética. Putin ha conseguido convertirse en un nuevo Stalin. La gente tiene miedo de que un vecino les delate y tienen miedo a hablar”.

Carmen cuenta cómo era la vida en Moscú, cuando su padre era embajador: “Era como vivir en una peli de espías, pero todo funcionaba horrible. Todo estaba lleno de micrófonos y de vez en cuando los micrófonos se invertían y tú escuchabas a los espías. Esto a las cuatro de la mañana no tiene gracia. Entre el personal de la embajada había un hombre que se encargaba de quitar la nieve y también quitaba y ponía micrófonos. También tenía partes trágicas: un día salimos a la farmacia y se nos olvidó pedir permiso y se enfadaron muchísimo. Mis hermanos iban a un colegio ruso y los niños tenían que armar y desarmar un kaláshnikov. Una vez se hicieron amigos de una niña y mi hermana dijo que le encantaría tener una bicicleta nueva y la niña rusa dijo que a ella le encantaría que su abuela se muriera para quedarse con la cama para ella sola… así vivían los rusos”.

Los comienzos en la literatura de Carmen Posadas

Hija de diplomático y madre restauradora, vivieron por todo el mundo y viajaban constantemente: “Los hijos de diplomáticos hay de dos tipos, los que odian los cambios y los que los adoran. Yo soy de las segundas. Yo era muy tímida y cada cambio de país era como una nueva oportunidad”. ‘Hoy caviar, mañana sardinas’ es el libro de Carmen Posadas que narra la historia de su familia. El padre de Carmen la introdujo en la lectura leyéndola en voz alta.

Sus comienzos fueron con la literatura infantil: “Nunca fui a la universidad y comencé a escribir. No le dije a nadie que estaba escribiendo un libro y ya aparecí con el libro publicado. Mi padre era un devoto de la literatura. Durante mucho tiempo le mandaba los libros a mi padre y nunca me respondía y cuando escribí mi primera novela recibí un fax de mi padre con la crítica. Luego he tenido críticas del New York Times, pero nada comparado con la de mi padre”.

“El primer libro fue bochornoso y prefiero olvidarlo porque era una cursilada”, comenta Carmen sobre su primer libro publicado. Este libro infantil era una especie de fábula: “Hablaba de cuando llegan al cielo personas de distintas religiones. Cuando lo llevé a la editorial me hicieron un encargo, escribir sobre adaptaciones de las diferentes religiones. A los niños les atrae el miedo, la risa y las porquerías”.

Carmen Posadas empezó su carrera literaria escribiendo cuentos para niños y niñas y ‘El señor viento norte’ llegó a ser Premio Nacional de Literatura: “Este cuento lo contaba mi madre. Cuando lo empecé a escribir no me acordaba cómo terminaba y pensé en terminarlo yo, así que la historia es de mi madre”. Para escribir, Carmen realiza unos rituales como poner en la mesa una manzana.

¿Qué objetos personales esconde ‘La Caja’ de Jesús Aguirre?

En esta sección los invitados abren una caja para descubrir su contenido: un objeto que les traerá buenos recuerdos. El interior de la primera caja escondía unas zapatillas de deporte: “De pequeña era muy deportista. Podía haber sido atleta de velocidad. Cuando fui a Inglaterra me especialicé en deportes absurdos como Rounders que era como el béisbol, pero sin bate”.

En la segunda caja había mate: “Soy uruguaya, pero odio el mate. Las tradiciones que me gustan son los postres, todos con dulce de leche. Cuando veas a alguien por la calle con mate y un termo, seguro que es uruguayo”.

La tercera contenía, de forma figurada, el Hotel Ritz: “Cuando llegamos a España estábamos buscando casa y vivíamos en el Ritz, pero mi madre, cuando ya llevábamos tres meses allí, consideró que comiéramos allí todos los días, era carísimo, así que se compró un hornillo y cocinábamos en la habitación en la habitación… una cosa bochornosa de la que nunca se enteraron”.

Carmen Posadas responde en ‘La Azotea’ de TRECE

En esta sección, el invitado responde a tres preguntas indiscretas formuladas por tres personas muy curiosas. La primera pregunta viene de la mano de Marta Robles: ¿Por qué crees que Ernest Shackelton se llevó la fama de descubridor frente a Roald Amundsen?: “Los ingleses son especialistas en ensalzar a sus personajes. La historia de Shackelton es una historia de supervivencia increíble. Él quería cruzar el Polo y quedó atrapado en los hielos y consigue sobrevivir y salvar a toda la tripulación”.

La segunda pregunta la formulaba David Jiménez, ¿Cuál es el truco para desbloquearte?: “Soy bastante del Gin tonic cuando el caso es espantoso. Bebo cuando hay escenas de sexo porque es muy fácil pasarte y te relaja un poco. Escribir se empieza escribiendo. Cuando vas a escribir te pones delante de la pantalla y no se te ocurre nada. Lo primero que sale es un horror y hay que seguir y acabas conectando con la historia que quieres contar cuando se produce un click. No se deben mostrar los libros antes de terminarlos porque cada uno te dice una cosa. Yo solo se lo mando a mi editora”.

Por último, la última pregunta venía de la mano de Nazaret García Jara: ¿Te has inspirado en alguna persona para escribir un personaje, pero para mal?: “Si alguien me cae mal, lo pongo en un libro y lo mato. Con los que no me caen tan mal, lo que hago es cambiar dos o tres cositas para que no se reconozca, pero toda la personalidad es de esa persona”.