Vuelve a ver en TRECE la oración del Santo Rosario con el papa Francisco por el fin de la pandemia
Los Jardines Vaticanos han acogido la oración del 'Santo Rosario' por el final de la covid-19 en el que el Papa ha pedido a la Virgen desatar los nudos que "nos oprimen"
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Bajo un sol de justicia en Roma el Papa Francisco ha celebrado en el corazón del Vaticano, en sus bellos Jardines, la Oración del 'Santo Rosario' para pedir el final de la pandemia. De esta manera concluye la maratón de rezo y oración iniciado a principios de mayo con el lema “la Iglesia hacía sin cesar oración a Dios” para invocar el fin de la pandemia.
Una maratón que se ha desarrollado en un total de treinta santuarios de todo el mundo, entre ellos el de Montserrat, y que comenzó el pasado día 1 en la Basílica de San Pedro.
El Santo Rosario ha estado presidido por una copia del cuadro de la Virgen Desata Nudos, por la que el Pontífice siente gran devoción y le ha pedido su intercesión por que desate los nudos que ha generado la pandemia. Una advocación mariana cuya obra original, que data del siglo XVIII, se encuentra en la iglesia de San Pedro am Perlach, en la localidad alemana de Augsburgo. El cuadro representa a la Virgen intentando desatar los nudos de una cinta blanca tendida por dos ángeles, rodeada de escenas bíblicas que remiten simbólicamente a imágenes de esperanza, misericordia y victoria sobre el mal.
El Pontífice ha mostrado siempre tal devoción por esta imagen, que llevó de Augsburgo a Buenos Aires una tarjeta postal con esta imagen. En esa ciudad encargó una copia de la imagen, la cual fue instalada en la iglesia de San José del Talar, ubicada en el barrio Agronomía de la capital argentina. Ahí acuden en su mayoría los fines de semana miles de feligreses a venerar la imagen a la cual atribuyen hechos milagrosos.
Las palabras del Papa Francisco ante la Virgen Desata Nudos
El Santo Padre hizo su entrada a los Jardines Vaticanos en coche oficial y con mascarilla en torno a las 17.50h, para dirigirse al lugar donde se encontraba la imagen entre los aplausos y vítores de ‘¡Viva el Papa!’ por parte de los pocos asistentes al Santo Rosario, como consecuencia de las restricciones derivadas de la covid-19. Visiblemente emocionado, asistió a la pequeña procesión de la Virgen Desata Nudos hasta el centro de los Jardines, donde unas niñas colocaron unas flores ante el cuadro.
A continuación, Francisco ha pedido a la Virgen que interceda para poner fin al sufrimiento que ha atado al mundo en este tiempo de crisis sanitaria, pero también económica, psicológica y de relaciones sociales: “Hemos estado unidos a la oración en varios santuarios dispersos por todo el mundo y a ti dedicado, Virgen María. Te hemos pedido interceder por nosotros a tu hijo Jesús. Nos hemos dirigido a ti, Madre de Misericordia, para que termine la pandemia y la Humanidad pueda retomar la vida normal con más seguridad. Nos reunimos frente a ti, nuestra Virgen Madre. Muchos son los nudos que se juntan en torno a nuestras existencias y que atan nuestras actividades. Son los nudos del egoísmo y la indiferencia, los nudos de la violencia y de la guerra”, ha remarcado Francisco.
Así las cosas, el sucesor de Pedro ha pedido a la Virgen “que desates los nudos que nos oprime material y espiritualmente, para que podamos testimoniar con alegría a tu hijo Jesucristo”.
Posteriormente, el Santo Padre impuso la diadema real a la Virgen Gesata Nudos. Un gesto que recuerda que María es la humlde sierva del Señor.
Los cinco nudos al que piden a la Virgen desatar
El primer nudo que hay que desatar es el de la soledad y la indiferencia, que se han profundizado en este tiempo.
El segundo nudo es el del desempleo, con especial atención al desempleo juvenil, al femenino, al de los padres de familia y al de los que intentan defender a sus empleados.
El tercer nudo está representado por el drama de la violencia, en particular la que se origina en la familia, en el hogar dentro de las paredes de la casa, hacia las mujeres o deflagrada en las tensiones sociales generadas por la incertidumbre de la crisis.
El cuarto nudo se refiere al progreso humano, que la investigación científica está llamada a apoyar, poniendo en común los descubrimientos para que sean accesibles a todos, especialmente a los más débiles y pobres.
El quinto nudo a desatar es el de la atención pastoral. Que las Iglesias locales, las parroquias, los oratorios, los centros de pastoral y de evangelización redescubran el entusiasmo y el nuevo impulso en toda la vida pastoral. Que los jóvenes puedan casarse y construir una familia y un futuro.