Cuenta atrás en el Banco de España
Rajoy busca gobernador. Negocia estos días con el PSOE la renovación de la cúpula del organismo
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Ya han pasado seis años. Los primeros fueron de dura crisis. Luis María Linde llegó al cargo pocos días después de que España pidiera el rescate financiero. ¡Vaya momento!, le dijo el Rey Juan Carlos en su toma de posesión. Entonces se marcó como objetivos el saneamiento del sector para recuperar la confianza, para que el crédito volviera a fluir y retornara la actividad. Desde luego hoy se puede decir que se ha conseguido aunque en los últimos meses todavía ha tenido que lidiar con accidentes graves como el del Popular. Ahora Linde empieza a recoger el despacho, a hacer cajas porque el 11 de junio vence su mandato. Para muchos ha sido de perfil bajo. Quizá era lo que se buscaba tras la herencia que dejó su antecesor, el polémico Miguel Ángel Fernández Ordóñez. También es verdad que las funciones del organismo han quedado bajo mínimos porque prácticamente ha cedido todos sus poderes al Banco Central Europeo. Le queda el servicio de estudios, el más importante del país, y poco más.
El caso es que el Gobierno ya negocia con el PSOE el nombre de su sustituto, sin Ciudadanos que ha rechazado el “dedazo” para elegir a la futura cúpula de la institución. El partido de Albert Rivera se agarra a la reforma que propuso para nombrar a los presidentes de los supervisores con criterios técnicos, por meritocracia pero esa propuesta está ahora misma bloqueada en el Congreso.
En los últimos días muchos de los expertos del Equipo Económico de La Linterna han recordado cómo el Banco de Inglaterra buscó en 2012 el mejor candidato para dirigir la institución a través de un anuncio publicado en el semanario The Economist. Se escogió a un canadiense, que había gestionado con mano firme la mayor crisis financiera en su país desde 1929. A los británicos no les importó la nacionalidad. En España ¿sería posible? De momento, no.
Sea quien sea el sustituto de Linde afronta retos importantes. Tendrá que recuperar el prestigio del Banco de España, lidiar con el cambio de política monetaria que viene y ya, en clave interna, cerrar el conflicto con el cuerpo de inspectores.